Recolección de cebollas tiernas en el campo que el abuelo de Marina Gimeno tiene en la localidad de Alboraya. / Marina Gimeno La oleada de robos en los campos de cebolla de municipios de la comarca remata una de las peores temporadas para este cultivo tan habitual en la huera valenciana. Ante la falta de vigilancia, algunos agricultores se están viendo obligados a ‘patrullar’ a distintas horas del día -o de la noche- para tratar de atajar estos delitos que amenazan su sustento. Desde bandas organizadas que arrasan con los cultivos provoncando pérdidas cuantiosas hasta pequeños hurtos de quiénes ‘hacen la compra’ mientras dan un paseo por el campo. La situación provoca el desespero de muchos de ellos.
La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) denunciaba la semana pasada un asalto generalizado a campos cultivados de cebollas. Si bien la ola de robos se extiende a toda la huerta valenciana, los términos municipales más castigados son Silla, Almussafes y Benifaió. No obstante, son pocos los municipios que se están librando de la acción de los amantes de los ajeno que también se han dejado ver por las huertas de Alboraya, Almàssera o Meliana, entre otras localidades.
La denuncia de la asociación se produce a raíz de que agricultores afectados hayan alertado de numerosos robos por parte de bandas organizadas que alcanzan cuantías graves con pérdidas de centenares de euros en tan solo unos minutos. Según su propio testimonio, los robos se intensifican por las noches y los fines de semana, aprovechando así la menor presencia de los propietarios y de las fuerzas de seguridad. Con todo, varios testimonios también han detectado pequeños hurtos durante los paseos de ciudadanos incívicos que agravan las pérdidas por su reiteración y por los desperfectos que ocasionan sobre el terreno.
“Estamos muy preocupados. Si no hay más vigilancia tendremos que salir a la calle a protestar. No es de recibo que sean los propios agricultores los que tengan que estar pasando por sus campos continuamente para evitar que les robes sus cosechas”, señala Cristóbal Aguado, presidente de AVA-Asaja.
Destrucción de cultivos
La asociación lamenta que los robos suponen la puntilla para muchos agricultores que al inicio de la campaña se vieron obligados “a malvender sus cebollas tiernas e incluso a destruirlas con sus tractores porque los precios ofrecidos ni siquiera cubrían los gastos de recolección y transporte”, recuerda Aguado. Ahora, en plena recogida de cebolla seca y con los precios al alza, los ladrones están evitando que los horticultores recuperen parte de las pérdidas sufridas.
Cristóbal Aguado asevera que “los robos son una verdadera lacra en el campo valenciano que cada año suma 25 millones de euros en pérdidas para los agricultores y ganaderos. Ahora mismo los ladrones están arrasando con cebollas, cítricos y aguacates alentados por las atractivas cotizaciones que alcanzan en el mercado. Es una situación intolerable ante la que los poderes públicos deben reaccionar y poner todos los medios a su disposición”.
La asociación no descarta iniciar nuevas protestas en las próximas semanas.
El mensaje de la nieta de un labrador en Instagram
La historia de Marina Gimeno es un claro ejemplo de la desesperación que vive el campo valenciano. En febrero, esta joven de Alboraya revolucionó las redes sociales con un mensaje que trataba de acudir en auxilio de su abuelo Lluís, un labrador de 80 años. En su cuenta de Instagram, Marina contaba lo que le había sucedido a este agricultor de Alboraya, que podía ser la historia de cualquier trabajador del campo. Lluís había plantado dos hanegadas de cebollas tiernas con la inversión que ello supone en dinero, tiempo y trabajo. Cuando el cultivo ya estaba para recoger, el comercio dejó tirado al agricultor lo que lo sumió en la desesperación de ver como su cosecha se iba a echar a perder. Marina quiso acudir en su ayuda “como regalo de cumple y porque necesita una victoria”. Publicó un post en Instagram relatando los abusos a los que se ven sometidos los agricultores con la compra de sus cosechasal tiempo que pedía ayuda a sus seguidores para que su abuelo pudiera vender sus cebollas. Su post se hizo viral y, en poco tiempo, recibió más de 2.000 mensajes desde distintos puntos de España de personas que querían comprar las cebollas e, incluso, colaborar con la preparación de los pedidos. Después de varios días de trabajo, decidieron terminar la venta de cebollas porque la inversión de su abuelo fue recuperada.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia