Carles Arques./EPDA
Ante el contexto actual de “sociedad líquida” donde vivimos alerta un asunto peligroso: el permanente cuestionamiento de la eficiencia y necesidad de protección del Estado ante las vulnerabilidades. La historia vuelve a poner como principal instrumento de seguridad de las clases medias y trabajadoras al Estado del Bienestar. Es el pilar político originado en los países nórdicos y que durante tantos años ha hecho avanzar a toda la Unión Europea.
En el contexto de la crisis sanitaria, económica y social que vivimos a consecuencia del coronavirus a nivel global el mejor aliado ha vuelto a ser el Estado del Bienestar. La sanidad universal ha sido el principal servicio público que ha luchado contra un virus desconocido y mortal que ha afectado a mucha gente, ha conseguido colapsar el sistema de sanidad público y ha puesto en evidencia el abandono de los servicios públicos por parte de los gobiernos del PP durante más de 20 años como es el caso de la Comunitat Valenciana.La ciencia es la principal arma que tenemos como sociedad y la que nos está sacando de esta catástrofe natural a través de la vacunación. Sería impensable pensar hace 10 años que la inversión y movilización de recursos públicos pudieran conseguir una vacuna en menos de un año. La respuesta armonizada y robusta de las instituciones europeas junto a los EE.MM ha sido extraordinaria en la apuesta por la ciencia. Las políticas sociales para la protección del empleo y evitar el cierre de empresas y PYMES a través de los ERTES, créditos ICO y exoneraciones no habían sido nunca vista en la historia de nuestro país.
Con la convicción y seguridad que todas estas políticas sociales son una cuestión de prioridades en la gestión de las políticas públicas que define una ideología, se puede afirmar que es ADN PSOE. Ahora bien, afirmar las evidencias no nos lleva al triunfalismo porque seguro que hemos cometido errores y los seguiremos cometiendo porque somos humanos. No es discutible, que la voluntad, entrega y dedicación del Gobierno de España en la aplicación de la política keynesiana es inmensa.
El partido que más se le parece a España y siempre avanza en derechos y libertades es el PSOE. No es una cuestión de eslogan, sino, de hechos y se demuestra legislando. Algunas de las leyes que nos ponen de referencia a nivel internacional y europeo durante esta legislatura son la ley del cambio climático, la ley de residuos, el Plan nacional de energía y el clima, la subida del salario mínimo interprofesional, a la regulación de los alquileres y la ley de eutanasia. También, cabe destacar que la vacunación y el Plan de recuperación económica impulsados por parte del gobierno de España están siendo determinantes y con una alta valoración por todos los expertos a nivel europeo.
En pleno siglo XXI las desigualdades entre la clase trabajadora y los ricos siguen agravándose. Por lo tanto, aquellos que apuestan por la libertad como libertinaje lo hacen con el objetivo de alejar al Estado de la protección y seguridad que necesita la ciudadanía del Estado del Bienestar. Tal y como dijo, Tony Judt, “la socialdemocracia es una suerte de híbridos” que garantizan las libertades individuales y las políticas públicas de igualdad, justicia y redistribución a través de las políticas públicas. En la actualidad el 40% de la juventud de España se encuentra en desempleo y es uno de los grandes problemas estructurales de nuestro país. La respuesta socialdemócrata es abordar y poner solución a las nuevas relaciones laborales que surgirán de la transición ecológica y la digitalización, hablar de la importancia de la armonización fiscal y redistribución para garantizar el Estado del Bienestar y será el instrumento que garantice el ascensor social.
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