Imagen de archivo de la chef valenciana Begoña Rodrigo. EFE/Ana Escobar
Tras 18 años al frente del restaurante La Salita, la valenciana Begoña Rodrigo dice que está "orgullosa" de su trayectoria así como de esa "Bego" que empezó a cocinar en un pequeño local de Valencia, el lugar donde arrancaron esos sueños que esta noche se han hecho realidad en la gala de la Guía Repsol 2024, donde se ha alzado con tres soles.
"A la Bego de hace 18 años le diría que estoy muy orgullosa de ella, algo que no hubiera pensado nunca decirle -afirma entre lágrimas de alegría- pero ahora sí lo pienso de largo. Entonces muy tranquila y muy orgullosa de haber hecho siempre lo que he seguido, mis ideas".
Rodeada de sus colegas de profesión en la localidad murciana de Cartagena en el marco de la gala de la Guía Michelín, Rodrigo ya es una más de esos compañeros que la han visto crecer y llegar a ser una de las principales cocineras del panorama gastronómico nacional, donde Rodrigo (Valencia, 1975) también es conocida por ser una mujer que defiende las cosas tal y como las "siente".
"Yo soy una persona que necesito en mis tiempos y estoy también muy orgullosa de haberme equivocado mucho, pero nunca he chafado a nadie. Siempre he ido con mi verdad y con mi forma de ser por delante y, además, me alegro muchísimo de que a todo el mundo le pasen cosas buenas", añade no sin dejar de resaltar el logro de haber conseguido mantener a día de hoy a trabajadores de su restaurante con los que empezó hace casi dos décadas.
Algo que la lleva a espetar que es una "buena jefa" después de haber sido "muy mala jefa" porque en el pasado "no delegaba, no tenía confianza" en su equipo por sus propios "miedos".
"He aprendido a controlar esos miedos, o sea, a no tenerlos (...) pero he tenido siempre la capacidad de aprender y de querer ir superándome, seguramente que dentro de 10 años seré bastante mejor, pero ahora mismo en el punto que estoy, creo que la tranquilidad me la da el saber que todo está siempre bajo control, que está todo bien, sin necesidad de estar yo", afirma.
Aunque en su juventud nunca quiso ser cocinera, la vida la llevó a trabajar en hoteles donde aprendió este oficio, y de ahí nació esa faceta que la ha elevado a cotas altas, porque La Salita también cuenta con una estrella Michelin.
Por tanto, por el hecho de no querer ser cocinera, Rodrigo confiesa que no tuvo "referentes", hasta que llegaron a su vida compañeros como Ángel León o Carma Ruscalleda.
Así, confiesa, fue cuando conoció al cocinero gaditano cuando pensó que quería ser como él: "siempre ha sido una persona muy inspiradora, porque Ángel es una mente inquieta, siempre inventa, inventa de verdad, o sea, que está siempre evolucionando".
Y es León, quien dice a EFE, que para él Rodrigo es un "ejemplo de mujer que ha ido contracorriente durante muchos años".
"Es una mujer surrealista porque desde que yo la conozco ha llenado su restaurante y yo siempre le decía que era muy fuerte porque en aquel momento era mi problema, yo no llenaba Aponiente. Es un auténtico orgullo porque es una persona que ha crecido, ya no tiene que zarandearnos, ella ahora se deja llevar por los vientos y ya no hace falta taconear, porque ahora el mundo la llama", afirma.
Además, según agrega el conocido como chef del mar, "Begoña no ha renunciado a nada": "es un ejemplo de una mujer a contracorriente siendo madre y no habiendo renunciando a nada como mujer en su vida, es un ejemplo de lucha".
Rodrigo esta noche ha subido a lo más alto del cielo de la gastronomía nacional, y lo ha hecho por derecho propio porque, al igual que esos vinagres que fermentan en La Salita sólo a base de tiempo con el objetivo de conseguir la vida eterna, la valenciana es "paciente" porque asegura que "con el tiempo todo llega".
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