Salva Montesinos. Después de unas
elecciones, sean las que sean, siempre viene la euforia o, por el
contrario, la resignación. Estos estados de ánimo los puedo llegar
a entender, puesto que llega a manos de los electos la oportunidad de
capitanear el barco.
En nuestro caso, Sagunto,
el Gran Barco al que todos quieren acceder a capitanear, con la
euforia suspendida en el aire. El gran barco al que se le caen los
parches, velas rasgadas y mástiles roídos por el tiempo. En
definitiva, bien por unos o por otros, nos encontramos con un barco
totalmente descuidado.
Puedo comprender que, con
el paso de los años y los siglos, el desgaste sea normal, pero no
puedo comprender que este Barco tan excepcional se encuentre
completamente abandonado por LA SOBERBIA DE LOS GRANDES CAPITANES que
han dirigido últimamente el Ayuntamiento de Sagunto. Observando
nuestro Patrimonio, no sé ni por dónde empezar, si de arriba a
abajo o viceversa. Desde el Pantalán hasta el Castillo. Día
tras día, hemos comprobado como la SOBERBIA premiaba en las
actitudes y decisiones de COMPROMÍS y se alejaba de los temas que
favorecían al Puerto de Sagunto demostrando ser más
segregacionistas que Iniciativa Porteña y mientras el PSOE no ha
sabido corregir esta tendencia tan desigualitaria. La SOBERBIA
retroalimentada no ha dejado que se avanzara en proyectos
importantísimos como Teatro Romano, Pantalán,
Patrimonio Industrial, la Gerencia, el Economato, el Museo, el
Malecón, etc. En esta legislatura hay algunos concejales que fueron
CAPITANES, que conocen la historia mejor que nadie, porque llevan
años y años ininterrumpidos y siguen trasladando la misma
hipocresía y poca responsabilidad.
Si
abandonamos nuestro patrimonio y no invertimos en él, estamos
dejando perder una fuente de ingresos turística muy importante, tan
necesaria para nuestra economía y muy poco desarrollada por nuestros
dirigentes.
Pero esto
solo es una parte de nuestro barco, porque si avanzamos por la
cubierta comprobamos en que estado se encuentra el casco urbano, todo
sucio, con desidia, ratas, maleza, etc. Y yo les pregunto ¿Cuántos
años tiene que pasar para que podamos comer en una mesa limpia?
Parece ser que la SOBERBIA no les deja pasear por esas calles y esos
lugares, pero tripulantes viven en ellos y les aseguro que les causa
cierta repulsa, dando una estampa desagradable;
es una envoltura que nadie quiere para el lugar donde vive.
Espero y deseo que en el
futuro esto se rectifique porque el abandono es generalizado. Cuando
nuestra casa se caiga a trozos, solo podremos retirar sus escombros,
y tendremos un barco a la deriva capitaneado por la SOBERBIA.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia