Campillo (d) con los vecinos. EPDA
Susana Espada. EPDA
Cintia Sancanuto. EPDA
Vecinos asistenes al pleno. EPDAPleno municipal. Al calor de dos
mociones de PP y Ciudadanos -rechazadas y sustituidas por una más
suave y alternativa del equipo de gobierno- intervienen dos vecinas
de Els Poblats del Sud. Reclaman que se paren las obras que están
estrechando la calzada y ralentizando la marcha en la CV-500, la
carretera de la que dependen para llegar al núcleo urbano de
València. Lo hacen en el hemiciclo del Ayuntamiento que les cobra
impuestos y tasas a pesar de sus carencias dotacionales.
Cintia Sancanuto, una de las portavoces de los vecinos y vecina de El Palmar, ha emocionado con su discurso, al recordar que “en mi València no hay escuela, ni urgencias, ni gas, somos
ciudadanos de segunda que hemos de ir a Valencia por la CV-500
compartiendo trayecto con ciclistas, peatones, maquinaria agrícola,
y con autobús cada dos horas”.
Defiende la superviviencia de Els
Poblats, y rechaza que sus habitantes hayan de asumir los problemas
que se les están generando como efecto colateral. Por eso se
emociona. Y se le rompe la voz al proclamar que “yo no elegí vivir
en El Palmar, yo nací en El Palmar”. Y le dice en voz alta al
vicealcalde Sergi Campillo (Compromís) que “somos fauna autóctona
de este ecosistema”, y que “hay que salvar al enfermo (la
Albufera), no dejar un cadáver bonito” (con los planes de reforma
paisajística de Conselleria de Territorio conocidos como PATIVEL).
Por eso, propositivamente, le propone la creación de mesas de
trabajo con paralización previa de las obras y realización de un
simulacro de emergencias que sirva para hacer ver a quien corresponda
que el estrechamiento de la CV-500 puede traer graves consecuencias
en caso de accidente, avería o atención a un incendio o a una
emergencia.
Susana Espada, por Sociedad Civil
Valenciana había intervenido previamente. “Nos sentimos estafados
porque a la vez que abrieron período de alegaciones hicieron obras.
Poco les importa nuestra ruina, actúan dificultando la vida de los
demás”.
Dos problemas en uno
En realidad los problemas para los
vecinos de la Albufera son dos: la 'reforma' paisajística de la zona
y reconversión del tramo de autovía de la CV-500 en carretera de un
carril por sentido (asuntos que dependen de Conselleria), y las obras
de colocación de bordillos elevados y del semáforo para sustituir
la pasarela que derribó 'accidentalmente' un camión municipal en El
Saler, con otro más pendiente para La Gola de El Perelló. Los
vecinos piden la intervención municipal en la parte que le toca, y
su intermediación ante la Generalitat en la otra parte del
conflicto.
Campillo, en nombre del equipo de
gobierno municipal, se limita a ganar tiempo pidiendo “calma y
diálogo”, recordando que se puede alegar a Conselleria, pero sin
comprometerse a paralizar nada porque “todo el mundo tiene derecho
a estar a gusto. Y El Saler y El Perelló tienen derecho a tener
semáforos”. Los vecinos creen que intentan dividirles. En un
corrillo posterior al pleno, con muy buenas maneras, le anuncian que
“no vamos a parar”. Campillo había dicho en el hemiciclo que
“entiendo y respeto su preocupación”. Pero de forment, ni un
grà.
Con todo, de la intervención del
concejal lo que más disgustó a los vecinos había sido que afirmara
que cuando bajaron la velocidad de 80 a 60 en la CV-500 “no pasó
nada”, no hubo apocalipsis. En el palco los vecinos cabeceaban de
arriba a abajo, en sentido afirmativo. Juan Botella, alcalde de El
Perelló, explicaba después a El Periódico de Aquí que “¡claro
que ha pasado! El Perelló se está despoblando a razón de cien
habitantes al año y están cerrando comercios en El Perelló y El
Perellonet”. Para Botella la intervención de Campillo había sido
“lamentable, se ha demostrado que es una persona muy radical al
reconocer que va a poner impedimentos para que los coches entren en
Valencia, que es la barbaridad más grande que he oído”. ¿Qué
caramba había dich el vicealcalde?Pues que “¡claro que estamos
dificultando el uso de coches. Y lo hacemos adrede!”.
El papel de la oposición
Los tres partidos de la oposición no
han escatimado críticas al equipo de gobierno en sus intervenciones
por la falta de diálogo con los afectados.
Julia Climent, del PP, recordaba que
“la CV-500 está ahí desde antes de la declaración del Parque
Natural, y no fue un impedimento” para dicha declaración.
Narciso Estellés, de Ciudadanos,
recalcaba que “los vecinos sólo piden diálogo”, que el PATIVEL
“no son meras líneas sino cosas concretas”, y que en él pone
que la CV-500 es “algo anómalo y conflictivo”, con lo que se
demuestra su sesgo.
Estellés tildaba a los del gobierno
municipal de “ecorradicales”. Susana Espada les había llamado
“fundamentalistas”. Y Vicente Montañez, de Vox,
“progreecologistas”.
Montañez, que augura que “van a
taponar todos los veranos una de las principales salidas de
Valencia”, sentenciaba criticando que el Ayuntamiento se jacte de
abrir su balcón a los ciudadanos, y sin embargo el 8N “cerrara sus
puertas” para no recibir a los manifestantes de la tractorada de
Els Poblats del Sud, 'Pobles Vius'. Que no será la última acción
de protesta, afirmaba Botella. La semana que viene habrá novedades.
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