Marina Civera, Fallera Mayor de 2019 de Valencia. VICENTE RUPÉREZ
En 2006 soñó con la Cadira D’Or
como corte de honor de la Fallera Mayor Infantil de València (FMIV), Nuria
Llopis. La ocupó 13 años después como Fallera Mayor de València (FMV), un cargo
que requiere aceptar “deportivamente” las críticas y “un carisma que
te permita salir de situaciones complicadas” porque “cuando te eligen nadie te
quiere realmente. El respeto y el orgullo te los tienes que ganar”.
Defiende un mayor protagonismo
para las cortes de honor que han de seguir siendo elegidas por un único jurado:
“El trato es más equitativo”.
Desmonta el mito de que a una
candidata la penalizan si tiene una presencia activa en redes sociales: “Todo
se puede hacer con educación y respeto. No debería ser algo a tener en cuenta”.
Niega también la mayor de que la
FMV reciba todo gratis: “Tú puedes elegir y pagar donde quieras”.
Y niega que las cortes de honor
se retroalimenten entre sí: “Escrutarte es la diana fácil”.
¿Qué representa la exaltación
de la FMV?
Es un acto que te da felicidad porque,
a diferencia de otros durante el año, no implica presión al no tener que dar,
por ejemplo, un discurso importante. Ese día vas a sonreír, disfrutar y a que te
pongan la banda con la que tanto has soñado ante todas las comisiones de tu
ciudad. Es un día que marca mucho a la FMV y a su corte de honor. A partir de
ese momento, con la banda, te sientes mucho más Fallera Mayor.
¿Se sueña años antes?
Por supuesto. En mi caso, cuando
fui corte infantil ya quería ser FMIV. Vi a Nuria Llopis hacerlo
fantásticamente y ya estuve en ese escenario viendo la Cadira D’Or. Claro que
se desea y recuerdo que el año anterior de ser FMV, cuando fui a la exaltación
como máxima representante de mi comisión, sentí ese anhelo pero siempre crees
que está lejos de tus posibilidades.
¿Qué diferencia hay entre ser
FMV y corte de honor?
Todas representamos a València
pero la FMV es la cara visible y, por tanto, supone un privilegio que implica
una responsabilidad superior. Tienes más presión pero mucha más recompensa.
¿En las cortes de honor hay
FFMM de València frustradas?
Cuando algo es difícil de alcanzar
y lo tienes muy cerca, a veces es complicado decirle adiós sin ningún tipo de
reproche. Pero cada corte es un mundo. Todos tenemos problemas de convivencia
en nuestra vida y la corte de honor puede tenerlos también, como sucede en un
trabajo o en una familia. Es casi imposible que a lo largo de toda la historia
no haya habido problemas pero cada vez desaparecen más porque la presencia de
la corte es mayor y aún debería tener más protagonismo. Deberían ser como las
damas de Alicante y desempeñar un papel independiente.
¿Es mejor dos jurados o uno
único, como actualmente?
Yo he vivido las dos fórmulas, el
doble como corte infantil y el único como FMV y creo que esta última opción es mejor. Sé que es agotador para el jurado
pero todas las cortes que han salido desde entonces respondían a un criterio
unitario, porque un mismo jurado tiene la suerte de ver la evolución de las
chicas.
¿Da tiempo de conocer a las 73
candidatas?
No. Igual que tampoco a las 13 en
el momento final si son dos jurados. Por tanto, insisto, la atención es mejor
si es uno solo. El trato es más equitativo.
¿Qué se tiene que hacer para
que el jurado te vea?
Aún me lo sigo preguntando.
Recuerdo que cuando volvía a casa después de las pruebas le decía a mi madre
que a mí ni me miraban y luego,¡fíjate!, salí elegida. El jurado debe tratar
igual a todas y no hacer notar favoritismos.
¿Qué se busca en la elegida?
Una chica que sea muy fallera
porque ser FMV ha de ser una recompensa a una participación activa en las
Fallas. Que tenga un carisma que le permita salir de situaciones
complicadas, que las hay. Por ejemplo, yo hago bailes regionales y sé mucho de indumentaria
pero no conozco la actualidad del Teatre Faller y eso te puede generar
inseguridades en algunos actos. Hablamos de representar una fiesta muy variada.
Hay que aceptar que no eres perfecta pero debes tener una actitud positiva para
aprender.
¿Mejor candidatas jóvenes o
más mayores?
Si se le quiere dar exigencias al
cargo de FMV se ha de garantizar que se
tengan experiencias vitales que, aunque no siempre están relacionadas con la
edad, es verdad que con más años, la
personalidad es más resistente. Marta Agustín o Carmen Sancho fueron FMV con 21 años y desempeñaron sus
cargos de forma extraordinaria. Lucía Gil tenía 27 años y Alicia Moreno, 30. Lo
importante es la actitud y a veces la edad es irrelevante pero hay que combinar
vitalidad y ganas con madurez.
En las preselecciones existe
la sensación que las cortes de honor se retroalimentan y se eligen a muchas
familiares de representantes de otros años.
Tiene una explicación sencilla.
Las FMV que hemos sido anteriormente corte de honor infantil, como Carmen
Sancho, Begoña Jiménez, Estefanía López, Rocío Gil o yo misma nos enfrentamos a
las pruebas con más soltura. Nos hacen estar preparadas a lo que vamos. Es más
sencillo. A veces parece que es por un enchufe pero es por las experiencias acumuladas,
que te permiten saber cómo asumir las pruebas, cómo calmarte y quieras o no, es
un entrenamiento que hemos aprendido ya cuando teníamos 10 años. Escrutarte es
la diana fácil.
¿Es una leyenda decir que se
penaliza a las candidatas que han publicado fotos suyas en redes sociales?
Por esa regla de 3, una FMV no
debe tener un perfil propio y yo lo hice de forma atrevida. Muchas de las personas que exigen
eso tienen su red social y deben saber que las Fallas es una cosa más de tu
vida. No hay ningún problema, por tanto, en publicar imágenes siempre que se
haga desde la sensatez y la cordura. Todo se puede hacer con educación y
respeto. No debería ser algo a tener en cuenta.
¿Sus FFMM preferidas?
Antes de serlo yo misma, me
encantaba Marta Agustín que lo fue en 2009. Mi hermana entraba a Fallera Mayor
de su comisión en 2010 y ya teníamos la emoción de elegir telas así que la
teníamos muy presente. La recuerdo con mucha estima. Y Carmen Sancho, porque en
mi familia somos chicas bajitas y ella fue una ventana y un camino que seguir
para ser FMV. No tiene nada que ver ese hándicap físico de la altura porque
Carmen Sancho ya demostró que fue una gran FMV.
Raquel Alario también me marcó
porque al año siguiente iba a ser yo Fallera Mayor de mi comisión y ella supo
luchar mucho contra las adversidades y fue una gran FMV. Cuando te eligen, nadie te
quiere realmente. El respeto y el
orgullo te los tienes que ganar.
La gente te quiere por la figura
de FMV pero empiezas a sentirte
admirada, imitada y valorada cuando empiezas a estrenar trajes y haces
discursos en actos públicos.
¿No se es un florero?
Ninguna FMV lo ha sido y la
diferencia entre unas y otras radica sólo en que la sociedad les ha permitido
mostrarse más o menos. Y cuanto más se nos permita hacer, mejor.
Recibió críticas por levantar
el puño durante los actos del Día de la Mujer Trabajadora desde el balcón del
Ayuntamiento. ¿Volvería a hacerlo?
Defenderé siempre todas las acciones
que intentan aportar algo positivo a la sociedad aunque puedo entender que se
criticara porque las Fallas las componen 100.000 personas con 100.000 opiniones
diferentes. Así que acepto muy deportivamente las críticas pero creo que fue un
acto hecho desde la bondad como apoyo al 60% del censo fallero. Lo hice como
chica de 24 años del siglo XXI pero comprendo que no todo el mundo es una chica
de 24 años del siglo XXI.
¿Se deben encajar las
críticas?
Correcto. Esa es la cuestión al
ostentar un cargo público. Tu opinión ya no es la tuya propia sino que es el
reflejo de un colectivo entero, que no siempre ha de estar de acuerdo contigo.
Yo acepté críticas durante todo el año.
¿El año exige una dedicación
exclusiva?
Sí y, de hecho, me preinscribí en
un Máster porque no sabía si iba ser ni FMV ni corte y lo tuve que retirar en
cuanto me preseleccionaron. No sólo por la disponibilidad sino por poder
disfrutarlo bien y dedicarme a ello con plenitud. Y me alegro mucho de haber
detenido todo para cumplir al nivel que se me exigía. Este año como saliente
aún se me reclama para muchos actos y al
haber retomado mi vida, me resulta mucho más difícil que el anterior en
que detuve todo. No tenía incompatibilidades
con nada y ahora tengo exigencias porque estoy haciendo un Master y quiero empezar
a trabajar, pero no encuentro el momento.
¿Cómo es el día en que se
acaba el reinado?
Es un día raro no porque tú
sientas que acabe sino porque ves a otra persona hacer lo que llevas haciendo
tú durante un año. Es una sensación extraña de tener que estar haciendo algo y
no estar haciéndolo. Tienes el run run de una responsabilidad. Resulta extraño tener
de pronto tiempo libre pero también agradeces retomar tu vida.
Cuéntenos sus trucos para
resistir.
Los tengo para todo: llevo los
rodetes forrados con tela, los pendientes que pesan mucho con gomas, crema de
corticoides para los granitos en la nuca… porque sufrimos mucho. Pero es un
sacrificio muy pequeño. A mí no me importa que me lloriquee el ojo de vez en
cuando.
¿Una FMV debe gastarse dinero
o recibe todo gratis?
La evolución del márketing abre
esa puerta pero cada FMV es libre de elegir su camino y tomar sus decisiones.
Si estás de acuerdo en apoyar el trabajo de un indumentarista, eres libre de
hacerlo pero no estás obligada a aceptar trabajos que te puedan gustar menos.
Tú has de elegir y pagar donde quieras.
En mi caso, quise tener muchos detalles con mi corte de honor y eso se lo pagas
tú. Ninguna está obligada a hacerlo pero has de saber que conlleva un coste. Yo
no tuve espolín en mi año en mi falla y cuando fui FMV, mis padres se
esforzaron por hacerme uno para la Crida. A lo mejor no tengo un coche nuevo
pero cada uno prioriza.
Amparo Fabra fue mi
indumentarista de cabecera y Edu Cervera fue el encargado de hacerme el espolín
oficial y también me gusta mucho como trabaja. Nadie te obliga a hacerte un
espolín y eres igual de FMV lo tengas o no y no por ello tendría que haber
gustado menos.
Cualquiera que se presente ha de
saber que puede ser FMV, aunque pertenezca a la falla más humilde.
¿Por qué azul Atlantis para su
traje oficial?
Tenía varios colores en mente
cuando fui a elegir y uno de ellos era el azul Prusia, como un traje que tenía
mi hermana que me encantaba y quería encontrar lo más parecido. Desde el primer
momento en que lo saqué de la caja de Vives y Marí me llamó la atención por la
intensidad y la ambigüedad en los tonos. Miraba más pero siempre volvía a ese.
Al final elegí el primero que me llamó la atención. Soy muy marina, por mi
nombre y por mi pasión por los deportes acuáticos y por eso era muy apropiado.
En mi armario de FMV, sólo faltan
el morado y el naranja.
¿Farol o XVIIII?
Siempre he sido de XVIII por la
variedad y lo he llevado más pero ya de infantil tuve farol y como Fallera
Mayor de mi comisión, estrené arreglado mi farol de corte de honor de la FMIV
de Valencia. Este año me hice varios de farol y estoy encantada por mi
decisión.
Me gustan tanto los tres moños
como el único y no creo que sea inteligente limitar las posibilidades de la
indumentaria valenciana.
¿Los corpiños son muy
incómodos?
A mí me gustan esbeltos que
marquen la cintura y no tengan arrugas. Que se note que están hechos a medida.
Lo que duele es que el traje pese, que camines con tacón muy alto o que estés
muchas horas de pie pero si un traje está bien confeccionado y bien puesto,
puedes llevarlo todas las horas que quieras.
¿Qué mantilla?
Hice como una trampa en la mía
como FMV: en toalla pero puesta en vertical, de manera que quedaba corta por
delante y larga por detrás. Las tengo de todos los tamaños: por el ombligo, por
el hombro, que cubren todo el traje… Nuestra indumentaria nos da grandes
posibilidades y es un desperdicio cerrarse.
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