Pascual Gil Heredia. EPDA Sabía de la existencia de los terraplanistas, de los que niegan la teoría evolucionista de Darwin, y sabemos a raíz del COVID de los negacionistas de las vacunas. Lo que desconocía son los negacionistas de las barreras arquitectónicas en los edificios.
Tengo un hermano de 57 años con una discapacidad del 78%, lo que le supone una movilidad superreducida. Con el tiempo ha necesitado de una silla de ruedas. En abril de 2022 solicité por escrito una rampa para salvar dos escalones y poder acceder a nuestra casa con facilidad; así como una rampa para acceder a la piscina como espacio común.
Llevado por mi ignorancia y desconocimiento de la verdadera esencia humana creí que era cuestión de acordar presupuestos, tiempos y, llevarlo a buen término. Me equivoqué, los obstáculos a los que me he enfrentado han sido inimaginables. La respuesta que he recibido ha sido: el silencio, ignorarme; no contestando a mis llamadas, a mis escritos certificados y burofaxes.
He tenido que escuchar discursos carentes de fundamento, con el simple objeto de buscar mi rendición. Un ejemplo: sería que no había espacio, que la piscina se hunde ( por lo que tuve que contratar un arquitecto ), que qué pasaba con las plantas, que los niños se deslizarían con monopatín y podría producirse un accidente. Un vecino me dijo que yo era uno más. Le contesto: en España hay varios millones de personas que precisan de garantías suplementarias para vivir con plenitud de derechos y en igualdad de condiciones que el resto de ciudadanos. Por tanto, señor, soy un vecino más, pero en un país que tiene unas leyes que nos protegen de personas como usted.
Gracias a la filosofía humanista que está en la base de nuestro pensamiento occidental democrático, tenemos la suerte de disfrutar de una legislación que protege al vulnerable, tales como: ley protección de menores, ley de violencia de género, ley de dependencia, renta mínima garantizada... Es como si a una mujer maltratada que pide ayuda social y psicológica, le contestaran: “usted es una ciudadana más. Espérese".
Con esta pequeña síntesis de mi experiencia durante 13 meses, quiero transmitir a los familiares de una persona con movilidad reducida, tesón y fortaleza mental y, cuando desfallezcáis, miradle a los ojos y adelante. Asimismo, espero que los negacionistas llevados por sus valores egocéntricos de nula empatía, sean un sector de la sociedad cada vez más reducido.
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