Maricarmen en su casa de Requena, la mujer que denuncia las negligencias con sus operaciones en el Hospital General de Requena./EPDA El caso de Maricarmen, una mujer de 50 años natural de
Requena es de esos que son duros de escuchar y de exponer. Ahora ha encontrado
el momento de hacerlo, aunque tal y como ella indica “no sé porque no le he
contado antes, me he esperado mucho tiempo”.
Todo comienza cuando entra a quirófano el pasado 11 de
octubre de 2018 en el Hospital General de Requena para extirparse las trompas
de Falopio y la matriz por sangrados. Una vez sale de la operación manifiesta
que le rompieron los intestinos, una arteria, la vejiga y la vagina, según
indica la propia paciente en unas declaraciones exclusivas a El Periódico de
Aquí. “Cuando me sacaron yo les decía que sentía que tenía como una bolsa de
agua en la tripa y solo se me acercó el anestesista para decirme que era una
blanda”. Los médicos le dijeron a su madre y a su hijo que todo había salido
bien excepto un agujero en la vejiga, pero que en unos diez días se le curaría,
según la paciente.
Maricarmen tuvo la ‘suerte’ de que aproximadamente tres
horas después entró una ginecóloga a la sala donde estaba ella y los médicos para preguntarle por su
estado de salud y la paciente agonizaba diciendo que se estaba muriendo. Fue en
ese momento cuando se dio cuenta de la situación y de la gravedad de su caso. Nada
más visitar a la paciente pidió una ecografía y los resultados indicaron que
estaba encharcada en sangre, por lo que seguidamente, volvieron a llevarla al quirófano.
“Le pusieron sangre y tuvieron que sacarle los intestinos para ver de dónde le
salía toda esa sangre y vieron que le habían cortado una arteria y un poco de
intestino”, indica la madre de Maricarmen.
Ella describe su día a día como un “sin vivir”. “No puedo
andar, no puedo hablar ni escribir. Mi día a día es la cama y el sofá”,
lamenta. Denuncia públicamente el fatal trato que recibió por parte de estos profesionales
de la salud y, además, también ha presentado una denuncia y está a la espera
del juicio.
Tras esta segunda operación no le llevaron a la UCI, solo a
su habitación del Hospital de Requena. Al día siguiente le hicieron unos análisis y como no salieron
como lo esperado le hicieron una radiografía para asegurarse de que no seguía
perdiendo sangre. Su madre indica que al día siguiente empezó a decir cosas
raras y que no tenían sentido y se dieron cuenta de que no podía mover ni el brazo
derecho ni la pierna derecha, por lo que volvieron a hacerles unas pruebas. Posteriormente,
el SAMU la llevó a la UCI del Hospital General de Valencia para poder tratarla
ahí. “Nos llevaron a un despacho y uno de los médicos nos dijo que había estado
revisando los tacs e informes del Hospital de Requena y nos confirmó que todas
las secuelas que tiene mi hija se dieron por la operación. Y que, además, mi
hija tuvo dos infartos tras la pérdida de sangre”, lamenta la madre de la
paciente. Ahí estuvo varios días en la UCI y aproximadamente un mes en planta
en neurología.
La última operación que tuvo Maricarmen fue el 31 de enero
de 2019. Tenía que pasar por quirófano otra vez a los pocos días de la segunda operación
porque tenía problemas en el riñón, un coágulo de sangre estaba oprimiéndoselo,
pero como hacía pocos días de esas anteriores operaciones quisieron esperarse
por la delicada salud que presentaba. Posteriormente, tuvo varias sesiones de
rehabilitación, pero la lucha no quedaba ahí. Tras un TAC para ver la situación
de su riñón vieron que presentaba una fístula entre la vagina y la vejiga, es
decir, una abertura anormal o pasaje entre dos órganos causada por lesión, infección,
inflamación o puede crearse durante una cirugía, según la definición del
Instituto Nacional del Cáncer.
“No hay derecho que digan que el forense va a favor de los
médicos porque mi hija entró bien al quirófano y salió fatal. Llevamos más de
cuatro años de lucha. No dan ninguna explicación y no reconocen la negligencia”,
expresa la madre de Maricarmen.
Ambas comentan que el juicio no ha salido aún, pero después
de las fiestas navideñas la ginecóloga que, en palabras de Maricarmen salvó su
vida, declarará y contará su versión.
Maricarmen manifiesta que presenta estos síntomas en su día
a día: fuerte dolor de tripa, síncopes, mareos, mucha depresión y ansiedad. “Me
han quitado todo, nos han dejado sin nada, no tengo vida. Antes era muy vital y
ahora no puedo hacer absolutamente nada. Me han roto por dentro varios órganos
y me han quitado calidad de todo, si no es por la ginecóloga salgo muerta”,
indica esta paciente.
En la conversación que mantenemos desde El Periódico de
Aquí, Maricarmen se rompe a llorar en varios momentos, especialmente cuando
manifiesta todas las ocasiones en las que ha intentado quitarse la vida. “Estoy
fatal y no quiero vivir un día más así porque no puedo y no tengo nada. Entiendo
que puedan tener un fallo, pero han tenido muchísimos conmigo y no tengo vida”.
Ahora mismo vive en su casa de Requena con su madre quien le
cuida, cobra la pensión absoluta por discapacidad y su hijo se encuentra
estudiando en Valencia. “Tanto mi madre como mi hijo y yo tenemos depresión y
ansiedad, por eso no quiero que él esté aquí para que no lo pase mal ni tenga
que vivir todo esto porque no soporta verme así”.
Maricarmen quiere justicia por ella y por todas las personas
de su alrededor que también están sufriendo sus circunstancias. Quiere que paguen
por lo que le han hecho “aunque ni con todo el dinero del mundo podrían pagar
todo lo que estoy sufriendo”. Además, pide a las personas que también estén
pasando por un caso similar o lo hayan vivido que se animen a denunciar estas
situaciones. “Que lo paguen, que asuman responsabilidades y si es preciso que
lo echen de su puesto de trabajo porque por culpa de gente que no vale hay
personas como yo que estamos sin vida”, finalizaba Maricarmen.
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