Gorka Gómez La política local ha tocado fondo, es normal que a la gente le cueste encontrar referentes a los que acudir y con capacidad de gestión. Gran parte de la izquierda ha convertido la política, a todos los niveles, en un espectáculo bochornoso con el que, desgraciadamente, pocos se identifican.
Mentir y difamar se ha convertido, para muchos, en el eje central de la vida política. Los ciudadanos nos hemos vuelto insensibles a las palabras incumplidas y las promesas que no llegan. Hace tiempo, una gran política, me dijo, “solo serás valido, si verdaderamente tienes vocación de servicio público, de capacidad para mejorar la vida de tus vecinos”. Ese momento, sin duda, me hizo trabajar, en el único sentido, en el que la mayoría ansiamos, servir, trabajar y ayudar.
Pero, ¿qué pasa cuando te encuentras con personas, que solo quieren su propio beneficio?
Pues que la deslealtad a las instituciones, las mentiras a los ciudadanos, los incumplimientos de los acuerdos, se convierten en tu eje vertebrador del día a día. Un laberinto del que es muy difícil escapar.
Los pueblos necesitan, personas cercanas, coherentes y que sepan escuchar los problemas reales (entre otras cosas), solo así, se pueden dar solución a los mismos.
Nuestros vecinos exigen más y debemos de estar a la altura.
Rocafort es un ejemplo claro de las palabras precedentes, no importa engañar, difamar y destruir si el fin es gobernar. Cuando justamente, a mi juicio, debería ser completamente a la inversa. La verdad solo tiene un camino y jamás se puede tratar a tu vecino, como si no tuviera criterio propio. “Cuando un barco no sabe a qué puerto encaminarse, ningún viento le es propicio”, esta frase define claramente la traición que vivió Rocafort hace unas semanas, un partido de “centro” que no termina de encontrar su lugar, hasta el punto en que ha desaparecido, y una izquierda sumisa, que, por gobernar, ha sido capaz de desdecirse hasta el punto que roza la irracionalidad, con el único fin de llegar a elecciones con el poder, intentando rascar algún voto en los últimos meses de legislatura.
En materia de gestión, únicamente, se van a dedicar a continuar los proyectos que estaban encima de la mesa. Sabían que no podían hacer otra cosa. Eso sí, metiendo ideología como siempre hacen.
La política en mi municipio se ha convertido en moneda de cambio, donde nadie gana y siempre pierden los mismos, nuestros vecinos.
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