Francisco José Adán. /EPDA Es difícil saber cómo uno puede llegar a afectar a otras personas incluso aquellas con las que no tiene contacto. En el océano de las redes sociales las olas que emites pueden llegar a playas muy distintas incluso donde no creerías que llegarías nunca; incluso, aquellas donde ni siquiera sabías que había una playa.
Pasabas por delante de mis ojos, foto a foto, de sonrisa en sonrisa, en los escaparates de mis contactos. Podían ser de amigos comunes, podían ser de tus padres, a quienes guardo profundo cariño por haber sido uno de mis puertos a los que acudí en la tormenta, ahora descubro que los tentáculos de la sociedad, a veces invisibles, nos situaba más cerca de lo que yo creía pues eras amiga o , por lo menos compañera, de mi sobrino.
Poco puedo decir de ti, no te conocía pero, a veces, no hace falta decir mucho si lo poco que dices es bueno, si esas pocas líneas que mi yo interno me está animando a teclear en esta mañana donde las nubes están desapareciendo, sirven para contar esa impresión que me hacía llegar cada vez que pasabas por mi funnel de Facebook.
Siempre que te veía junto a tus padres pensaba: qué vida más feliz, eso es lo que me transmitías y aunque parezca fácil, no lo es, no siempre transmitimos emociones positivas en redes sociales, muchas veces, sin quererlo ( o quizá, queriéndolo) lanzamos mensajes negativos que envenenan nuestra vida pero, a diferencia de esto, sólo guardo de ti un recuerdo amable.
Felicidad es lo que transmitías, al menos, lo que me transmitías y por lo que leo a tus allegados, lo que transmitías a tus allegados, amigos y familia así que, seguramente, podré homologar mi sentimiento digital y distante con el sentimiento cercano y analógico de tu entorno.
Yo te diré, Candela, aunque sea tarde, que sin ti el mundo es un poco peor aunque lo dejes mejor y lo dejas mejor porque, hasta en alguien ajeno a tu vida como yo, has generado buenos sentimientos y buenas emociones y eso es hacer un mundo más feliz, un mundo mejor.
Seguramente tendrías tus "idiosincrasias", esas cosas que nos hacen humanos y que, como tales, son imperfectas pero qué duda cabe que, siendo la imperfección lo más natural del mundo, no eclipsaban ese rastro de luz que has dejado en una familia, en unos amigos y en una sociedad que durante estos días, estamos sintiendo tu marcha.
Dejas un mensaje cifrado, semioculto, pero a la vez claro para quien lo descubre y éste es: transmite felicidad y si lo haces, las olas que llegarán a las playas de los demás serán de agua clara, cristalina y pura. Que tu oleaje no acabe nunca. Gracias por refrescar mi humilde orilla.
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