Imagen facilitada por el Ayuntamiento de Riba-roja. El Ayuntamiento de Riba-roja de Túria reconstruirá el 'Pont Vell', de mediados del siglo XVI, destruido por la dana del pasado 29 de octubre, que servía para comunicar el casco urbano con los campos de cultivo del área norte del término municipal.
El puente, declarado bien de relevancia local (BRL), discurre por el parque fluvial del Túria y forma parte del itinerario turístico diseñado y puesto en marcha por el consistorio, que permite el paso de peatones, ciclistas y jinetes.
Los técnicos analizarán los daños que el paso de la dana ha provocado sobre este patrimonio cultural de la localidad, tanto en la estructura como en otras partes de la construcción, para poner en marcha un plan para su recuperación, informa el consistorio.
El alcalde de Riba-roja, Robert Raga, ha anunciado que el Pont Vell "se volverá a recuperar como patrimonio local, muy querido por todos los vecinos y que forma parte de nuestra historia, con un valor indudable en el desarrollo económico y social a lo largo de tantos siglos, que ha aguantado guerras, conflictos y el paso de varias riadas, pero que no ha podido soportar el paso de esta dana".
El más antiguo entre Valencia y Ademuz
La construcción del puente data del año 1548 y su objetivo era conectar el casco urbano con el área norte del término municipal, donde se asentaban buena parte de los campos de cultivo, y conectar con los municipios más cercanos.
Es además el más antiguo entre la ciudad de València y Ademuz, "con una importancia económica, geoestratégica y social enorme en el desarrollo de la localidad", indican las mismas fuentes municipales.
Permitía además el paso de los rebaños a través de la conocida 'Cañada Churra', que discurría entre las sierras de Gúdar y Javalambre hacia el Pla de Quart y la Ribera.
La 'Carta Puebla' que se concedió a Riba-roja de Túria en el año 1611 ya hacía referencia al 'Pont Vell' y el carácter económico del mismo y se estableció un derecho de paso que obligaba al pago de un canon por la utilización del puente, tanto para las personas como para los animales.
Esta infraestructura sufrió otras riadas, como la de 1776 que a punto estuvo de acabar con esta construcción, con la rotura de tres de los doce arcos que se dibujan en él.
Además, para evitar el paso de las tropas francesas en el año 1811, se cortaron dos arcos como forma de parar el avance hacia la zona sur de València; y en el año 1871 otra riada empeoró más aún su estado de conservación, con un grave deterioro y el peligro de paso para las personas y los animales. Fue entonces cuando el Conde de Revillagigedo, como propietario del puente, lo cedió a la Comunidad de Regantes de la huerta de Riba-roja de Túria en el año 1897.
En el año 1921 se iniciaron las obras de reparación y ampliación del puente que, nuevamente, se verían maltrechas por la riada del año 1957 y, diez años más tarde, se construyó el puente nuevo, que no ha aguantado el último azote.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia