Sandra Gómez. /EPDALa vicealcaldesa Sandra Gómez apartó ayer los deberes de su cargo institucional de número 2 del gobierno de Joan Ribó, para vestir su mejor traje de candidata socialista a la alcaldía lanzando una serie de ataques encadenados contra la figura del Alcalde y otras figuras destacadas de Compromís. Cualquiera que haya seguido la política municipal fuera de las grandes capitales, sabe que un pacto de gobierno es algo muy parecido a lo que sucedía en la novela de Los Juegos del Hambre: los partidos hacen equipo a principio de legislatura para progresar y conseguir sus objetivos pero al acercarse la recta final de la misma vuelven a separarse para llegar a la batalla electoral como dos opciones distintas para los votantes.
A pesar de que esta es es una verdad demostrada con múltiples ejemplos en la política municipal de la Comunitat Valenciana, la reacción airada de Compromís, que levantó en armas hasta sus figuras de fuera del consistorio valenciano, demuestra que los socios de Gómez no se vieron venir a la aún vicealcaldesa, ya sea por desconocimiento o por que estaban centrados en otros menesteres como la presión cada vez mayor que se cierne sobre su líder y candidata a la Generalitat, Mónica Oltra.
Gómez abrió fuego en una entrevista concedida a Radio Nou, donde entre los temas habituales sobre la ampliación del Puerto o la postura del ayuntamiento entorno al polémico proyecto presentado por Meriton Holdings para construir un Nou Mestalla más pequeño que el actual estadio de la avenida de Aragón, la vicealcaldesa de Valencia logró colar varios mensajes que eran torpedos directamente dirigidos a la línea de flotación de Compromís.
Y es que Gómez no sólo aseguró que “el ciclo político actual está agotado” o que “la Valencia de 2022 no es la de 2015”, sino que aprovechó para atacar a un Compromís que aún está a la espera de que Ribó decida si se presentará o no a la reelección. “No hay espacio para las dudas”-dijo la Vicelcaldesa- “ahora mismo el PSPV es el único partido que se presenta con fuerza y con las cosas muy claras”.
Esta afirmación sentó como un tiro a los responsables de Compromís, que no dudaron en mostrar su enfado en redes sociales. Lo que no sabían es que la vicealcaldesa, su socia de gobierno, ya contaba con ello y les estaba esperando.
Un ”señoro” llamado Joan Baldoví
Quién peor salió parado de la tormenta política fue Joan Baldoví, quien salió en defensa de su partido atacando el presunto perfil bajo del que siempre se ha acusado a Sandra Gómez en círculos reducidos. “¿Sandra Gómez? ¿Quién es Sandra Gómez?” se preguntaba el portavoz de Compromís en el Congreso de los Diputados.
La alegría del tuit le duró tres horas, las que tardó Sandra Gómez en publicar una respuesta que colocó como mensaje citado para que pudieran leerlo los 16.500 seguidores que siguen la cuenta de Sandra Gómez, quién no dudó en llamar machista a Baldoví. "Baldoví, acabas de entrar en el club de los señores que tratan de ningunear e invisibilizar a las mujeres. Muchos han intentado silenciarnos, aprovecharse de nuestro trabajo o negar nuestros liderazgos, es intolerable que siga pasando hoy en día" sentenció la vicealcaldesa.
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Minuto y resultado: “La Guerra del Embolao”
A partir de ese momento se abrieron las hostilidades cada vez mayores entre los miembros de ambos partidos. Baldoví consiguió el apoyo de Josep Nadal, diputado en Les Corts y cantante de La Gossa Sorda, que calificó a Sandra Gómez como “la del caloret”, mientras que por el bando socialista la concejal Pilar Bernabé defendió a Gómez como “la que afronta los embolaos” lo que es otro dardo directo contra Joan Ribó que usó esta expresión popular para hablar de los temas municipales en los que no quiere entrar.
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El concejal de Hacienda, Borja San Juan, incidió en el calificativo de machista para Baldoví, tal y como hizo también la Secretaria General de la Federación de Empleados de Servicios Públicos de UGT-PV Mayte Montaner.
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Una batalla larga
Los asesores de SPV y Compromís saben que esta siutación requiere alguna declaración conciliadora que escenifique un paz que sirva para cerrar la herida. Pero a nadie se le escapa que esa paz será solo una tregua. La batalla por el liderazgo de la izquierda ha empezado, y ya no parará hasta elecciones. Lo único que puede esperarse es que las hostilidades se trasladen hasta el gobierno autonómico, donde hace tiempo que hay sonadas diferencias internas en temas sobre como gestionar la ATE caducada de Mestalla.
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