Sergio López, CEO de viviendea.com ¿Se imaginan a Luke sin Darth Vader, a Batman sin Joker o a cualquier héroe sin su villano? Deja de haber película.
Hay un debate recurrente (sobre todo desde un interesado punto político) que es el acceso a la vivienda tanto en propiedad como en alquiler –que, recordemos, es un derecho constitucional– y de quién es la culpa de que sea una empresa difícil de conseguir. Sueldos bajos, sociedad low cost, poca o nula capacidad de ahorro, inseguridad jurídica del alquiler, nueva ley hipotecaria, aumento de impuestos…. ¡Vaya película!
Y cuando la clase política no encuentra soluciones, pese a su gran preparación, busca culpables, y los encuentra, como un niño pequeño, en otros ajenos a su responsabilidad. “No es culpa mía” esgrimen -por supuesto-, mientras ponen el foco en el promotor, el banco o la precariedad laboral del sector de la construcción. Por supuesto, los malos siempre son otros.
Buscar culpables y no soluciones nos lleva a poner encima de la mesa una y otra vez el mismo debate. La administración, que tiene que velar por el acceso a la vivienda de todos los españoles, como ya hemos explicado en otras ocasiones, es la mayor beneficiaria del proceso de materialización de vivienda de obra nueva, gravando la misma con hasta un 22% del coste final. No se olviden de este número, 22.000€ de cada 100.000€ son impuestos. El “agente inmobiliario” que más gana es la propia administración y la culpa es de lo demás. ¡Qué malos son! (los demás, no me malinterpreten)
Y enfrente, un sector que no sabe comunicar, que no sabe ser transparente y no sabe poner en valor su importante labor social, lastrado por oscuras épocas anteriores y por miedo a hacer más ruido del que toca, a ver si les van a echar algo (más) en cara. Y calladito, inmóvil, recibe castigo como culpable por ambas caras, porque el bueno, el que no pone soluciones porque es el que más gana, le culpa de todos los males. Y al rincón de pensar, mientras pensamos soluciones... Hasta el siguiente debate...
Lo que debería saber el bueno es que, si la culpa siempre es del malo, el malo dejará de jugar y, si no hay malo, no hay película y, por lo tanto, no hay vivienda. Si el banco es malo, dejará o endurecerá las condiciones del préstamo promotor o de las hipotecas hasta hacerlas inviables, y no hay película. Si el promotor es malo desde su vehículo de alta gama y se enriquece a nuestra costa, dejará de asumir el riesgo promotor (enorme) y no habrá película, y si no generamos un mercado estable, la mano de obra desaparecerá, y no habrá actores, y no habrá película y, en definitiva, no habrá vivienda.
Y la película es necesaria. Eso sí, debemos cambiar el guión, pero es necesaria. El nuevo guión debe aportar valor, generar empatía y transparencia y estar enfocado en el cliente y en el servicio. Difícil pero posible. Algunos ya lo estamos haciendo, y con éxito.
A ver si cambiando el guión, cambiamos la película y…. ¿cambiamos de malo?
Ese sí que es un gran debate.
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