Manolo Rodríguez, escultor ¡O todo, o nada!, es la
disyuntiva que tiene el Ayuntamiento de Segorbe ante el más que generoso
ofrecimiento del gran escultor de Navajas, Manolo Rodríguez Vázquez para donar
a la capital del Palancia sus obras de arte.
¿Quién podría imaginar que 85
años después de su golpe de estado y 46 tras su muerte, Francisco Franco,
pudiera estar condicionando la donación de un legado artístico que podría estar
en cualquier museo español y que sin ninguna duda representaría un gran
incentivo turístico y cultural para la ciudad receptora?
La oposición política en el
ayuntamiento de Segorbe (PSOE-SP) considera que un busto del dictador no se
puede aceptar entre los fondos del patrimonio municipal, ni exhibir en un
futuro museo que todavía no se ha diseñado, ni determinado su contenido. La
incorporación de la escultura, estaría según la oposición, en contra de las
determinaciones de la Ley de la Memoria Democrática y su aceptación no puede
ser asumida por los dos grupos de la izquierda.
El equipo de gobierno (PP)
entiende que un busto de Franco entre los 86 objetos que Manolo Rodríguez
ofrece al ayuntamiento (dibujos, grabados, modelos escultóricos…) no puede
abortar uno de los proyectos culturales más importantes de los últimos años. La
voluntad del escultor es que su obra permanezca íntegra y no se separe ninguna
de las piezas que la componen.
En la sesión plenaria en la que
se trató la propuesta hubo acuerdo en cuanto a agradecer el “gesto generoso”
del artista y la importancia de la donación en cuanto a que “enriquecerá el
patrimonio artístico y cultural de nuestra ciudad, tanto por la obra en sí,
como por el propio artista, una figura muy reconocida y querida en el mundo del
arte” que tiene entre Segorbe y Valencia, la mayor parte de su obra, pero
también en otros lugares de España y en países como Argentina, Irlanda o Irak.
Finalmente la democracia dictó
sentencia en el pleno y por siete votos a favor del PP, la abstención de Cs y
los cinco en contra de PSOE y SP, se acordó aceptar la donación del escultor
con todo su contenido.
Lo lamentable y contradictorio
de esta situación es que 82 años después de la guerra, Segorbe, que la sufrió y
de forma despiadada, siga padeciendo por ley, la influencia en las decisiones
del gobierno municipal de un dictador que lleva 46 años muerto.
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