Sara Wager es la persona que organiza esta recaudación de fondos. / EPDAA los 52 años, una apasionada ciclista se prepara para un reto monumental con el objetivo de recaudar fondos para la organización benéfica local Naturaleza y Animales. Después de haber participado en dos carreras benéficas en el pasado, este nuevo desafío representa el más exigente hasta la fecha: una travesía en solitario a través de los imponentes Pirineos, que abarca 1.074 kilómetros y un desnivel de 27.000 metros. Desde el 29 de junio, comenzará su viaje en San Sebastián, en la costa atlántica, y finalizará en Llança, en la costa mediterránea, todo en un tiempo limitado de cinco días y medio.
La ciclista, decidido a maximizar su impacto, anima a la comunidad a involucrarse con Naturaleza y Animales, una organización sin fines de lucro que ha estado operando desde 2009. La fundación, dirigida por voluntarios, trabaja incansablemente para rescatar y cuidar a animales sin hogar, ofreciendo atención veterinaria y buscando familias responsables para los que logran recuperarse. Cada donación, por pequeña que sea, puede marcar una gran diferencia en la vida de estos animales.
Preparación y objetivo
Para prepararse para este reto, está siguiendo un riguroso régimen de entrenamiento que incluye más de 10 horas de ciclismo por semana y sesiones de entrenamiento de fuerza. Su calendario también incluye eventos de preparación, como una carrera de 159 km en marzo y una exigente prueba de 500 km en abril. Este enfoque no solo busca mejorar su resistencia física, sino también generar conciencia sobre la causa que lo impulsa.
Naturaleza y Animales no solo se dedica al rescate y cuidado de animales, sino que también trabaja en la concienciación sobre la importancia de cuidar a los animales y en la lucha contra el abandono y la negligencia. La organización enfrenta desafíos constantes, desde el mantenimiento de refugios hasta el cuidado de colonias de gatos salvajes, y depende de la generosidad de la comunidad para continuar su labor vital.
Esta ciclista no solo busca superar sus propios límites, sino también ser un catalizador para el cambio. Con cada pedalada, espera inspirar a otros a
unirse a la causa y contribuir a un futuro más brillante para los animales que dependen de la bondad humana. Su desafío es un recordatorio de que, a veces, los esfuerzos individuales pueden tener un impacto colectivo significativo.
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