Uy Albert./ Instagram: @uyalbert Fotógrafa: @isa_mv Albert Cornelles (Alzira, 1989), es un bailarín y creador de
contenido que saltó a la fama en la tercera edición del programa de baile ‘Fama
¡a bailar!’. Desde aquel 2009 vive en Madrid y tras pasar casi cuatro meses en
aquella casa supo que su vocación era el baile. Durante años trabajó para ello,
pero es en 2014 cuando emprendió una nueva aventura, abrirse un canal de
YouTube. El 4 de septiembre de ese mismo año, es decir, hace ocho años subió su
primer vídeo y desde entonces es una de las caras más conocidas del panorama
influencer de España.
Para quien no te conozca, ¿quién es Uy Albert?
Empezando por Albert, soy un chico de Alzira que hace años
estuvo en el programa de televisión “Fama ¡a bailar!” y me vine a vivir a
Madrid para dedicarme
al baile. Durante años me dediqué a ello, pero hace ocho años aproximadamente
me creé un canal de YouTube llamado ‘UyAlbert’ y empecé a hacer proyectos
nuevos en la plataforma que nadie había hecho, funcionó bien y crecí bastante
en YouTube y hoy en día soy influencer/creador de contenido, ya no tanto
youtuber porque ya no subo mucho contenido ahí, pero también soy podcaster,
tengo un programa de radio con Fizpireta llamado ‘Los Reyes del Palique’.
¿Cómo
fueron tus inicios en el mundo del baile?
Mis
inicios fueron en mi colegio de Alzira, en el CEIP García Lorca. Había un
concurso de baile durante un carnaval y mi grupo de cuatro chicos y yo hicimos
de los Backstreet Boys, se nos dio bastante bien. Más tarde hicimos una pieza
más grande de la banda sonora de Tarzán y dio la casualidad de que entre el
público estaba una directora de una escuela de baile de Alzira y le encantamos. Un día normal
en mi colegio durante una clase entró el director y nos llamó para bajar a su
despacho, bajamos y nos dijo que una directora nos vio y se puso en contacto
con nosotros porque quería que nos apuntáramos a su academia de baile, nos
sorprendió porque no hacíamos baile profesional. Llegamos a la academia y nada
más entrar pensé “esto es lo que quiero” y a partir de ahí empecé a tomar
clases.
¿Cómo
fue tu experiencia en ‘Fama ¡a bailar!’?
La
experiencia fue increíble. Era muy tímido, no hablaba nunca en cámara apenas se
me escuchaba hablar, pero me gustaba la experiencia. Aunque no quería ni fama
ni nada, simplemente quería vivir la experiencia de un reality. Me presenté en
Fama 2 y no pasé ninguna fase y en Fama 3 volví a presentarme. Fui solo, pasé
todas las fases y conseguí llegar a la fase final e irme a Madrid. Desde el
principio supe que iba a ser una experiencia única, solo el hecho de entrar en
un reality, que nos quiten el móvil, despedirte de tu familia sin saber cuánto
tiempo vas a estar y estuve cuatro meses, llegué hasta el final. Cuando salí se
abrieron muchas puertas al mundo profesional del baile, bailaba en mi pueblo
por gusto sin más y de repente me salió una gira del programa y ya me vine a
Madrid a probar suerte y llevo trece años aquí.
¿Se
puede vivir del baile en España?
En
España se puede vivir de ser bailarín sí, pero hay un factor que no solo
implica el talento, es el factor suerte. Es importante que te vean, que les
gustes por algo, que tenga buena calidad el baile y que encaje con el perfil.
Hay muchos musicales y sí se puede, pero hay que tener la suerte y los
musicales son una buena oportunidad porque una vez entras en ese mundo van a
llegar más opciones. Meterse en el mundo es complicado porque hay muchos
bailarines, dedicarte a la danza como tal es complicado, pero no imposible,
tienes que ser bueno y tener suerte.
¿Cómo
describirías tu perfil en las redes sociales?
Mi
perfil en las redes sociales no sé ubicarlos muy bien en ningún lado, porque nunca
he querido ser influencer, ni youtuber, no lo he buscado, así que nunca me he
puesto una temática en concreto. Soy muy pasota, hago lo que quiero y me han
dicho que eso es un error para la plataforma de YouTube en concreto, por las estadísticas
y el posicionamiento, porque los perfiles funcionan bien si tienen una temática,
pero mi perfil es muy variado. Me considero una persona muy natural, grabo lo
que me da la gana, a mis compañeros de piso, convivencia, cosas de humor, si
tuviese que definirme con alguna palabra sería humor, día a día y naturalidad.
¿El
engagement es fundamental?
Sí,
es un tema que desconozco un poco y debería estar más puesto al día. Todas las
semanas va cambiando, en mi caso tengo buen engagement, sé que hay gente que
tiene como 400.000 seguidores y de visualizaciones en los stories tienen como
5.000, y piensas “wow qué mal”. Es por eso que en mi caso también va cambiando
dependiendo del contenido que voy publicando, por ejemplo, un día grabo a mis
sobrinas y las visualizaciones en las historias suben mucho. Va cambiando tanto
y es tan imprevisible que intento no pensarlo y subir lo que me apetezca y
cuando quiera sin agobiarme mucho con las redes, aunque es verdad que debería
estar más constante, pero me cuesta.
¿Cómo
valoras el panorama actual del mundo influencer?
Hay
de todo, hay gente que tiene una fama que no entiendo por qué la tiene. A veces
me pregunto por qué hay personas a la que le funcionan muy bien las redes si no
hace nada. Me da rabia que haya canales donde se meten con la gente y tengan un
millón de suscriptores. Hay gente que se lo trabaja mucho, aporta y les cuesta
más. Mi creadora de contenido favorita es también de la terreta y es Esperansa
Grasia, puede no gustarte, pero ella se lo curra es un contenido original y aporta,
pero luego están los que no aportan nada y que les funciona bien. Hay gente con
mucho talento y también hay gente que ha tenido suerte.
¿Tienes
libertad total a la hora de crear contenido?
Sí,
porque es algo donde me he metido por hacer lo que he querido. Soy como soy y
hago lo que quiero, a veces me han ofrecido cosas en las que no me he visto reflejado
y no las he hecho porque no va conmigo. Libertad siempre he tenido, sé el
público que tengo e igual hay cosas que no las puedo subir, pero tengo libertad.
¿Tienes
alguna línea roja en Instagram?
Sí
y no. Hoy en día hay muchos temas que no pueden hablarse y hace años había temas
que se podían hablar mucho más que ahora, cualquier cosa. Hay que tener cuidado
con ciertas expresiones y me parece bien que vaya cambiando para mejorar. Ha habido
vídeos míos antiguos que vuelvo a verlos y pienso “si esto lo viera la gente
ahora fliparía”, ahora somos más conscientes de que hay cosas que no pueden
decirse. Sí que hay una línea roja en Instagram, pero de sentido común, hay
gente que a veces la sobrepasa y yo intento hablarlo siempre correctamente y no
pasar ninguna línea en general, pero nada en concreto.
Tú
perteneces a una agencia, ¿cómo trabajan ellos contigo?
Mi
agencia se llama Keeper y estoy muy bien. Tengo un grupo de Whatsapp con tres
representantes de la agencia, el jefe de la misma y yo, cada cierto tiempo nos
van avisando de las campañas que van saliendo, los requisitos que hay que
llevar a cabo, el precio y nos preguntan si queremos hacerlo o no, se hace y
una vez finaliza la campaña hacemos factura, se manda y ya está. Es maravilloso
porque al principio cuando empecé en YouTube, contactaban conmigo a través de un
email y no sabía cuánto tenía que pedir. Con la agencia nos orientan y ponen
los presupuestos ideales para cada campaña. Si me llegasen a mí las campañas
directamente perdería dinero (entre risas).
¿Qué
valoran las marcas cuando piensan en ti para una campaña?
Tengo
la suerte de que mi perfil es bastante blanco y eso es fácil y bastante bueno
para que las marcas quieran colaborar contigo porque no quieren a nadie con polémicas,
aunque tengan muchos seguidores. Como yo no me meto con nada, mi perfil es
blanco y neutro y encima si las marcas ven que me curro las colaboraciones en
cuanto a edición video y demás pues es un punto a favor para que quieran trabajar
conmigo. Puedo tener menos engagement que alguien más top, pero no renta porque
cuadra más con el perfil de la marca.
¿Cuánto
ha cambiado desde tus inicios hasta ahora todo el mundo influencer?
Ha
cambiado mucho, de hecho, me siento un poco padre diciendo esto. Creo que el
contenido antes era más natural, cada año cambia. Para mí la mejor época
youtuber era la que había cuando empecé porque había más fanatismo y era más
natural. Años después cambió tanto la cosa que había mucho ‘clickbait’ y esa época
ya no me gustaba. Ahora ha cambiado todo mucho, YouTube ya no funciona nada más
que para videoclips, ya no es como antes, la gente quiere rapidez, lo que te da
Tik Tok no te lo da la otra plataforma. La gente se lo trabaja, pero creo que
hoy en día se valora más la naturalidad y estar hablando a cámara.
¿Qué
prefieres que te llamen influencer o creador de contenido?
La
palabra influencer no me gusta nada, en cambio creador de contenido sí. Ya no
lo soy tanto, pero lo he sido y considero que he creado cosas que no existían,
programas, realitys, me encanta crear y me parece que esa palabra me representa
más. Aparte hay tantos influencers que la lían tanto y hay tantas noticias
malas sobre ellos que no quiero que me llamen así, nunca ha sido mi finalidad
tener seguidores ni serlo.
¿Crees
que la sociedad ya no tiene tantos prejuicios respecto a esta profesión?
Antes
estaba peor visto, sonaba como un poco de flipado o friki y como ahora hay
tanta gente en las redes y mucha gente joven especialmente pues creo que está
más normalizado. Aunque a mí no me gusta decirlo, ni describirme así como tal
porque yo soy profesor de baile y ese es mi trabajo fijo.
¿Todo
este camino ha sido una montaña rusa? ¿Cómo lo has gestionado?
Ha
habido muchos momentos y de todo tipo. Al principio tenía motivación máxima porque
estaba un poco quemado del baile y quería un mundo nuevo. Empecé subiendo tres/cuatro
vídeos a la semana y a veces cada día. Luego tuve baches, fui constante, pero
hubo un momento que exploté aparte me creé otro canal secundario con mis
compañeros de piso, pero no pude más y lo dejé apartado. Conozco a gente que se
ha dejado las redes sociales por la ansiedad que provoca crear contenido,
aunque la sociedad piense que no y que es fácil, no es así. Un comentario malo
pesa más que 3.000 buenos. Hay gente que va de guay que dice que no le afecta, pero
a mí no me afectaba uno o dos, luego ya después con el cúmulo de cosas el estrés,
claro que afecta y tienes altibajos.
¿Sientes
responsabilidad y presión sobre el papel que puedes jugar en la sociedad?
No,
porque no me considero influencer. Hay muchos que se mojan, no tienen pelos en
la lengua y tienen ese papel de influenciar porque tienen más seguidores y
claro que pesa más, pero como nunca ha sido ese mi rol dentro de las redes
sociales y mis seguidores me siguen por otro tipo de contenido pues no me pesa.
¿Tiene
fecha de caducidad ser influencer / creador de contenido?
Eso
es algo que da miedo. Estoy gafado porque todo lo que me gusta tiene fecha de
caducidad. No tengo un trabajo fijo de estar en una oficina, ser bailarín es
algo que ha estado atormentándome todos los años porque no sé hasta cuándo
estaré, yo me siento súper joven, pero igual en cinco años quién sabe, no voy a
dar clases toda mi vida. Eso me desconcierta al igual que las redes sociales,
intento ahorrar lo máximo posible. Lo bueno es que no tengo un perfil que está
de moda ahora, sino que es muy neutro y presión no tengo.
¿Qué
consejo le darías a todas aquellas personas que quieren dedicarse a ese mundo?
Tengo
varios. El primero de ellos es que tengan un plan B porque esto sube y baja, es
importante, yo lo tengo, tengo estudios de diseño gráfico y de bailarín. Y el
otro es que se lo trabajen mucho que sean originales y no copien lo que todo el
mundo hace, que intenten buscar su nicho, aquello que les representa y que les
hace únicos. Hacer lo que les apetezca es fundamental, no me vería haciendo un contenido
que funcione y que no me guste, sería un castigo y sobre todo que sean
constantes.
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