de Valencia tiene los días contados. El Ayuntamiento de la capital ha puesto en marcha las obras de demolición de un bloque de viviendas de la calle Sant Vicent Màrtir que durante décadas han estrechado el paso los peatones, convirtiendo este tramo del barrio de de La Raïosa, en el distrito de Jesús, en uno de los puntos más inseguros de la ciudad.
La intervención se enmarca en el PAI de Moncayo, un plan de regeneración urbana impulsado por el Ayuntamiento y desarrollado por Iturbi-Moncayo Desarrollo S.L., que contempla la construcción de 200 nuevas viviendas, la apertura de viales y la creación de zonas verdes en una superficie de más de 8.500 metros cuadrados.
“Era una reivindicación vecinal histórica y un compromiso del actual gobierno municipal”, recuerda el concejal de Urbanismo, Juan Giner, que destaca que la actuación no solo eliminará un “punto negro” de seguridad vial, sino que ampliará el parque de vivienda en una ciudad que acusa la falta de oferta residencial.
Centenares de personas, diariamente a centímetros de una vía que registra 20.000 vehículos diarios
El tramo de Sant Vicent Màrtir soporta más de 20.000 vehículos diarios, según los últimos conteos municipales, lo que multiplicaba el riesgo para peatones obligados a caminar por un pasillo de apenas unos centímetros en algunos puntos. El ensanche, que quedará libre tras los derribos, permitirá integrar aceras amplias, arbolado y pasos de peatones seguros.
Además de la demolición, el PAI prevé 4.954 metros cuadrados de suelo público para zonas verdes y espacios peatonales, con lo que se ganará un respiro en un barrio históricamente castigado por la congestión y la degradación urbanística.
No todo el entorno se transformará: varios inmuebles quedarán fuera de la actuación, como el edificio del número 12 de la calle Pianista Empar Iturbi y un grupo de viviendas tradicionales en la calle del Moncayo, por tratarse de elementos protegidos o de valor patrimonial.
Queda por resolver también la cuestión de los realojos y compensaciones de las familias afectadas por el derribo, un asunto que genera incertidumbre entre los vecinos. Además, pequeños talleres y comercios de la zona temen perder clientela durante las obras, que podrían prolongarse durante los próximos dos años.
La alcaldesa, María José Catalá, subraya que "donde había naves antiguas y mucha degradación, se van a abrir viales, zonas verdes y nuevas viviendas, que tanta falta hacen en la ciudad".
El inicio de los trabajos pone fin a una de las imágenes más polémicas de Valencia: una acera impracticable en pleno acceso sur a la ciudad. A partir de ahora, la 'acera de la muerte' empieza a ser historia y el barrio de La Raïosa se abre a la posibilidad de convertirse en un nuevo espacio de convivencia urbana.