Juan Vicente Pérez./epda La primavera española se presenta impactante con ese escenario electoral a dos vueltas, inédito en nuestra historia reciente. El 28A las Generales y Autonómicas tendrán un efecto arrastre sobre las Municipales y Europeas del 26M. De ahí la importancia de ese voto, por el cual, el cuerpo electoral se enfrenta a un momento trascendente para nuestra nuestro proyecto común, en la Comunitat y en España. Porque toda la arquitectura política de la Transición está en juego. Un debate que afecta y de qué manera al ciudadano, que solo reclama estabilidad política y seguridad jurídica y económica para sobrellevar su día a día.
Una ciudadanía bombardeada desde los laboratorios sociales con las bondades del “Sanchismo”, ese brote hispánico del populismo bolivariano que ha ahogado al histórico PSOE en las turbulentas aguas del Socialismo del Siglo XXI. Con la dirección económica en manos de Podemos, y la Política territorial en manos de los filoetarras de Bildu y los secesionistas catalanes, esto no es ninguna broma.
Los últimos datos del Paro nos revelan la peor cifra desde 2014, frenándose la creación de Empleo en niveles de hace 5 años, cuando todavía estábamos apuntalando la recuperación, y los contratos indefinidos han bajado un 7% con respecto al mismo mes del año pasado. Y todo ello con el silencio cómplice de aquellos que se rasgaban las vestiduras en plena Recuperación del PP. Las ocurrencias del Sanchismo y sus socios nos salen muy caras a los españoles.
Unos ciudadanos rendidos a la propaganda progresista que nos ha vendido las bondades del socialismo, el mismo que ha hundido en la miseria a lo largo de la historia a naciones prósperas, como Venezuela. El país con la mayor reserva de petróleo mundial, no tiene gasolina para sus ciudadanos. Con una de las mayores reservas de gas, no hay gas doméstico. Con sus reservas de agua dulce, el agua no llega y con la tercera Hidroeléctrica en MW del mundo no puede dar electricidad a los hogares, empresas, hospitales… Esos son los logros del Socialismo del Siglo XXI, el mismo del que bebe el Sanchismo.
Pero no hay que irse tan lejos para ver sus efectos. Los tenemos ya aquí, entre nosotros. El Institut Valencià d’Estadística nos alerta de que la pobreza ha crecido en la Comunitat Valenciana, alcanzando ya al 22’9% de la población. Desde 2017 ha aumentado en cuatro puntos. Esa es la gestión y la responsabilidad del Gobierno del Botànic, el que venía a rescatar a las personas.
Una amenaza real que buscan esconder con sus continuas cortinas de humo y sus mensajes salvíficos. Frente a ello, el Partido Popular se presenta como un valor seguro. Con nuestros errores, los Populares podemos presentar una hoja de servicios con el aval del éxito garantizado que ofrece la diligencia de nuestros gobiernos. Una gestión que nos ha llevado a salvar a España dos veces del colapso económico, generando con nuestras políticas prosperidad económica y creación de empleo.
Seguridad y solvencia que representan tanto Pablo Casado como Isabel Bonig para garantizar la estabilidad política necesaria para rearmar nuestra economía y garantizar el futuro de todos nosotros, porque ese futuro hoy, está en peligro.
Firmes en nuestros principios, coherentes en el discurso y audaces en las propuestas, somos conscientes y los hechos así lo demuestran, que el dinero donde mejor está es en el bolsillo de los valencianos y españoles. Por eso nuestra Revolución Fiscal y la bajada de Impuestos que conlleva no solo pagar menos, sino lo más importante, disponer de más dinero para ahorrar, invertir, para consumo, en definitiva para aquello que realmente mueve la economía real, activando la economía doméstica, generando riqueza, optimizando los recursos de las Administraciones Públicas y fomentando el empleo. Una “Primavera Popular” con un Plan de Choque Reformista para enderezar el rumbo y recuperar el orgullo de sentirse valencianos y españoles, un valor seguro.
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