Alberto de Jesús, Vox Puçol/EPDA.
Vox
es un partido político nuevo, y en muchos casos novato, en las
experiencias de las instituciones, pero con una actitud y una
convicción que va a suplir todas las carencias en cuanto nos
situemos en la trama estructural de los organismos públicos, en la
que nos estamos encontrando en algunos casos con “atascos”, de
dudosa ética o legalidad, para poder realizar las labores que nos
han encomendado nuestros votantes, que no son negativas a darnos lo
que solicitamos, pero sí trabas a la hora de querer gestionar
cualquier tipo de información que, por lo que vamos viendo en la
prensa en distintos puntos de España, consideran que “...no es
políticamente correcto, o no es conveniente removerlo, o mejor
dejarlo como está, o para qué meterse con eso...” Y Vox no va
aceptar esa manera de politiqueo.
Vox
no va a ser políticamente correcto con sus aliados ni con sus
opositores, Vox ha llegado a las instituciones porque la población
está harta de la política vacía y sin ilusión para los españoles,
Vox ha llegado para quedarse y cambiar la forma actual de politiquear
entre sillones y bastidores.
Vox
no le debe nada a nadie, si acaso al contrario. En muchas
instituciones Vox ha sido decisivo para ceder el gobierno a otras
fuerzas vinculadas a la denominada derecha, que de otra forma no
estarían gobernando ahora, Vox no ha llegado para conformarse con un
sillón y pasar cuatro años intentando contentar a todos y meterse
en el sistema para vivir de ello, Vox está aquí para cambiar las
cosas, caiga quien caiga. Y el que no este aquí por eso, mejor que
se marche.
Lo
de la falsa coletilla de la “extrema derecha” se lo dejamos a
los de las derechitas cobardes que teman por su poltrona, y a los
progresistas de las extremas izquierdas tóxicas que ven peligrar sus
privilegios adquiridos en barras de bares de dudosa respetabilidad.
Vox
ha llegado para decir las cosas claras como las está expresando en
el Congreso de los Diputados y en los estrados de las instituciones
que tiene representación, mirándole a los ojos a los líderes de
todos los partidos, algunos de los cuales agachan la mirada al no
poder ingerir las verdades de los argumentos. Eso es Vox, y el
próximo 10N volverá a rugir con más fuerza aún si cabe.
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