En el barrio del Mercat residen casi tantos extranjeros como españoles. Suma, en conjunto, alrededor de 4.500 pobladores esta zona castiza de contrastes. La calle Adresadors lo limita por un extremo; mientras que por el contrario lo hacen la iglesia de Santa Catalina y la plaza Lope de Vega. La Avenida del Oeste y la calle San Vicente completan los lindes.
El recorrido de este Curioseando Valencia comienza desde la plaza de la Reina, también en el distrito de Ciutat Vella aunque en la barriada de la Seu, para transitar por la puerta de la histórica y siempre concurrida horchatería de Santa Catalina, con sus dos siglos de existencia. No pasaremos por su entrada principal, sino que nos adentraremos por la calle dels Jofrens (con familia residente vinculada al padre Jofre), de apenas cinco metros de ancho.
Impone el rango señorial de su casona en el número 1, frente a la puerta de salida y de emergencias (el cartel de ´no entrar´ lo deja claro) de la horchatería Santa Catalina. Cruza con la calle de la Pescatería –en el barrio abundan las denominaciones viarias de tiendas u oficios ancestrales- y enlaza con la singular Plaza Redonda. Una calavera en el enrejado de la ventana que colinda con el arco de entrada no es precisamente el mejor augurio a la vista. No obstante, seguimos
¡Cómo ha ganado en apostura desde la remodelación que experimentó! Cuento cinco tiendas abiertas en los quioscos habilitados para ellas. Hay tres de bordados y encaje, una de hilaturas y otra de indumentaria fallera. ¡Más genuino imposible! Se hallan instaladas alrededor de la fuente, con sus cuatro cabezas de medusa de las que brota agua y su monolito con aspecto de cadalso medieval.
Preciosa la panorámica si miras hacia el lado de Santa Catalina porque observas las tiendas, el aspecto circular de la plaza estilo coso taurino y la torre-campanario de la iglesia emergiendo detrás. En segunda fila, tras los quioscos, una tienda de botijos para completar el entorno típico. Cerca, otra con el rótulo ´Todo para su bebé' y una tercera de cerámica.
Podríamos pasar todo el día admirando el encanto y los recovecos de la plaza, pero hemos de seguir curioseando el barrio del Mercat. Discurrimos por la diminuta calle del Síndic, con apenas unos 20 metros de extensión.
Desembocamos en Mayans, en el precioso pórtico enrejado del número 17, con sus balcones frondosos por lustrosas plantas en amplias macetas. Empalmamos con calle Cerrajeros, y, frente ella, la Dels Drets.
Seguimos con nombres que compaginan oficios y civismo. Empiezan a proliferar las tiendas para turistas. Entre ellas, la específica de patitos de plástico. ¡No deja de sorprenderme la multiplicación de estas ´Duckland'!
Igualmente sobreviven comercios más tradicionales, con nombres ya casi extinguidos, como la tienda de menaje y utensilios de cocina de 1948 o la cercana y práctica de ropa laboral Trench –ha adoptado el nombre de la calle- con su pichi de cremallera en el escaparate, frente al hotel Plaza Mercado. Este último acentúa su aire cosmopolita con el subrótulo Suite Hotel @Spa.
Lindamos por el Mercado Central sin penetrar en su inmensidad. De él ya hablamos en el pasado y le dedicaremos otro Curioseando. Tampoco nos desviamos hacia la rehabilitada iglesia de los Santos Juanes ni hacia la icónica Lonja, sino que viramos en dirección al lado contrario. Hemos de escoger entre tantos espacios con gancho para aficionados al curioseo.
Nuestros pasos nos llevan hacia la calle Liñán, con su panadería de cadena afamada instalada junto a un edificio abandonado y enmallado que oscurece el brillo del entorno. Desde ahí se sigue por Carabasses hasta desembocar en la Plaza del Mercat. A la derecha queda la calle del Popul, con un nombre extraño que se comprende mejor si nos atenemos a su denominación ancestral de Mare de Deu del Popul por el altar que la presidía en el pasado.
Continuamos por Músico Peydró, más conocida como la calle de cesterías o cestas, un apelativo popular cuyo motivo comprobaremos de inmediato. La herboristería que luce el apellido "tradicional" y se ubica en el número 1 la inaugura y la define a la vez. Le otorga un halo diferente, Un cajero y un local de consignas junto a un establecimiento de venta de paellas con nombre en inglés en el lado opuesto le aporta el aire de tendencia actual o subversivo con el pasado, como se quiera interpretar. Precioso el dintel del pórtico en el número 4. Músico Peydró requiere de su tiempo para paladear cada detalle, para observar mientras cuatro italianos arrastran sus maletas de escapada de fin de semana buscando su apartamento turístico o un hombre habla en inglés a su hijo de unos dos años al que guía de la mano.
Primera tienda de cestería junto a un llamativo rótulo ya baqueteado de ferretería ante un local de alquiler de bicicletas con todos sus rótulos en inglés. Contrastes que hechizan o sorprenden. Cestería El Globo, de 1856, catalogada con el bonito sobrenombre de establecimiento emblemático. Ante ella, hotel y apartamentos turísticos.
Cruce con la calle Linterna. Proseguimos por cestería Esga, con su autodedicatoria de Fet a má. Luego llega la Casa de la Madera, con sus sillas y juguetes expuestos. Después viene Casa –con eso sustantivo común tan evocador de hogar- Laborda, que mezcla madera y mimbre.
Y más contraste, con el comercio que luce el nombre tan romano de Trastevere y que vende bolsos frente al edificio que alberga un antiguo taller de forja de 1885 reconvertido en 1920 en la ferretería Casa – otra vez el uso de este vocablo que tanto entraña- García, regentada por Amparo García, como bien ilustra la placa de cerámica sobre el dintel de su puerta.
Y todavía más giros visuales. JM, géneros de punto y ropa laboral, con su vestimenta interior masculina expuesta, enfrenta con Valira y su enorme escaparate acristalado.
Con la mirada asombrada y agotada llegamos a Adresadors, calle limítrofe del barrio del Mercat con el de Sant Francesc. Emerge en la mente la comparación con el barrio Latino de París por su aire bohemio y sus contrastes de edificios que rezuman historia –alguno clama por una rehabilitación- y locales de ostentoso presente. Es la Valencia cosmopolita actual que todo lo abarca.