En el corazón de la comarca valenciana de La Serranía, en el municipio de Calles, ocurre cada mañana una escena que bien podría parecer sacada de otra época. A primera hora del día, cuando el sol apenas asoma, varios vecinos y vecinas de la calle San Antonio salen con escobas, cubos y regaderas dispuestos a dejar su calle "como los chorros del oro".
Esta rutina, que el propio Ayuntamiento ha querido poner en valor públicamente, forma parte de una tradición que, con el paso del tiempo, se ha ido perdiendo en muchas otras zonas del pueblo, pero que en esta calle se resiste a desaparecer. "Queremos felicitar a las vecinas y vecinos que mantienen esta bonita costumbre", decía el Consistorio en una publicación reciente en redes sociales.
Lejos de cualquier obligación, se trata de un gesto completamente voluntario, transmitido de generación en generación, que demuestra un profundo sentido de responsabilidad compartida.
El Ayuntamiento reconoce que, como ocurre en muchos pequeños municipios, no siempre se dispone del personal suficiente para mantener limpias todas las calles a diario. Por eso, este tipo de gestos cobran un valor especial, no solo por su utilidad práctica, sino por lo que representan: el compromiso colectivo por cuidar y mantener el pueblo.