De profesión abogado, ¿cómo llega la viticultura a su vida?
La viticultura entró en mi vida prácticamente con el litigio que sostuvo el término municipal de Requena para poder hacer cava en el año 1986 con la consecuencia del ingreso de España en lo que entonces se llamaba la Comunidad Económica Europea y hoy en día la Unión Europea. No se permitía la entrada de España si no se cambiaba la denominación champagne que se utilizaba para publicitar los espumosos que se elaboraban en el Penedés por otro nombre distinto. En aquel entonces quienes estaban en aquella zona pensaron que el nombre cava era el ideal y además había que crear una región. En esa creación de la región del cava dejaron y se olvidaron de Requena. No la incluyeron al igual que otras poblaciones más. Fue en ese momento cuando confiaron en mí, la verdad no sé ni cómo se fiaron porque era recién licenciado. En 1992 consiguieron que el término municipal de Requena entrara dentro de la DO de Cava. Trabajamos durante muchos años. La DO se extiende, se divide y se crean otras sociedades elaboradoras de cava.
En el 2000 nace el Dominio de la Vega, mi vinculación ya comenzó ahí con mi comisión de socio y en 2020 es cuando me plantearon ser consejero delegado de la sociedad. Para mí, en lo profesional suponía todo un reto, porque siempre estaba aconsejando y asesorando a bodegas del sector del vino y esta vez ejecutaba lo que yo consideraba. En el 2022 se lleva a cabo una idea de la DO Cava que era la de segmentar y zonificar la zona cava para identificar el lugar de procedencia de cada uno de ellos, de las subzonas.
En esa idea, volvieron a olvidarse de Requena. Después de 40 años utilizando el nombre de la ciudad para identificar su lugar de procedencia pensaron que podía haber algún conflicto o confusión con la DO de Requena. La DO Cava no consideraba oportuno que nos identificáramos con ese nombre frente a los consumidores de los productos de Requena. Supuso un nuevo litigio que salió adelante. Fue una cuestión de prudencia porque llevábamos en mente que Dominio de la Vega pudiera optar a presentarse a las elecciones del Consejo Regulador de la DO Cava y ocupar por primera vez un puesto allí, en ese momento estaba dominado al 100% por bodegas catalanas. Así había sido siempre. Tuvimos la confianza suficiente por parte de los viticultores de Requena y de Almendralejo con quienes nos aliamos y así obtener fuerzas y poder optar a esa plaza que conseguimos. El compromiso era que en un momento determinado me sustituiría a mí. Renunciaría a mi puesto. Esto todavía no ha ocurrido a día de hoy.
¿Cuál es su valoración de lo trabajado durante todos estos años?
Destacaría que la sorpresa ha sido mutua y doble por parte del Consejo y de Requena. Cuando nos vieron llegar nos miraban extraños, porque pensaban que podíamos aportar poco al sector del cava en una región en la que algunas familias llevan 200 años elaborándolo. Nosotros solo estamos desde 1982. También es cierto que me conocían personalmente por los litigios durante esos años y en mi caso concretamente con resultado favorable para los intereses de Requena, tanto cuando he defendido a viticultores por las parcelas como cuando he defendido a bodegas. Por lo tanto, me conocían muy bien, pensaban que en ese sentido era una persona "bélica", miraban en cierta medida con preocupación, por lo que pudiera aportar mucho o poco. Mi preocupación era saber cómo iban a recibirnos, si de verdad iban a abrirse o a hablar frontalmente de todos los problemas. La sorpresa ha sido mutua. Tanto por las conversaciones y reuniones donde los puntos de vista se han debatido en un sentido y en otro. Las diferencias de los viticultores y bodegas de ambos territorios no son grandes. Todos compartimos los mismos problemas. De alguna manera nos hemos ido hermanando y buscando soluciones comunes que beneficien a todos.
¿Qué marca la diferencia de calidad del cava de Requena con las otras denominaciones?
Lo que da esos rasgos por no decir que un cava es de más calidad y otro de menos es la altitud. Cultivar uvas para cavas a 700 metros de altitud sobre el nivel del mar y en unas circunstancias donde el cambio climático cada vez está más presente es muy significativo. En segundo lugar, es que en Requena estamos más acostumbrados a soportar la sequía cada año, en la zona del Penedés nunca la han tenido desde luego como la que acaban de aparecer en estos últimos años. Esto nos ha permitido acostumbrarnos, perforar, sacar pozos. Allí no tienen costumbre de tener los viñedos en regadío como nosotros. De esta forma les ha permitido a las viñas reproducirse de mejor manera que en el Penedés. Hemos sabido llevar mejor la sequía. Y respecto al otro aspecto, la calidad del fruto puede ser la misma. Hay un factor básico, principal y es la altitud y las invasiones de plagas son mucho menores aquí. En Requena no hay tanto problema, por lo tanto, el cultivo de la uva ecológica es mucho más fácil. En estos momentos, el 90% del cava que se elabora en Requena es ecológico. En el Penedés están todavía muy lejos de elaborar cava ecológico a esos porcentajes. Son factores que marcan algunas diferencias dentro de un producto.
¿Los vinos ecológicos son una innovación o ya es una realidad al 100%?
Hoy en día no es una innovación, es una necesidad y es el presente del cava. Hay ciertas costumbres de hacer un cava más convencional en la zona del Penedés por las características de la zona. Lo ecológico es una tendencia para el cava en cualquier mercado fuera. El cava debe seguir innovando. Debemos trabajar también por el de baja graduación para que podamos ofrecerlo a los consumidores e incluso quitarse algunos de sus complejos, no es un atentado contra la pureza del mismo, con todos los requisitos de calidad imprescindible para que no pierda su prestigio. El cava debe evolucionar, no quedarse en el pasado ni vivir siempre de rentas.
¿A qué retos se enfrenta el cava de Requena?
El cava de Requena vive un buen momento actualmente. Los problemas que hay son por déficit de producción, no porque no haya demanda. Nuestro cava gusta y la gente empieza a conocerlo, lo sitúa en el mapa y conoce perfectamente sus características y cualidades. Uno de los aspectos necesarios es ser muy prudentes. El cava está en un momento dulce, aun así debemos estar preparados por si en otro momento las ventas o el interés del consumir cambia. El cava debe abrirse a otras experiencias y a seguir prestigiándose. Hoy por hoy sigue siendo un producto muy exclusivo, debemos respetar al máximo sin cometer errores. Sin pretender abrirnos en exceso para calmar algunas ansias de bodegas por tener producto y más en un período de sequía, debemos ser prudentes. Estudiamos cómo evoluciona porque no puede permanecer siempre igual, la sociedad cambia y hay que cambiar lo que se le ofrezca. Uno de los retos es extender toda la producción ecológica.
¿Considera suficiente la promoción del cava?
Dentro de la DO Cava consideramos que no. Se destinan algo más de tres millones al presupuesto de ello, contando con las ayudas de la Administración público para proyectos fuera de internacionalización. Aun así, está muy por debajo de otras zonas vitivinícolas teniendo en consideración que cava es la primera región exportadora en esta materia de España. Hace falta más dinero para promocionarse y mucho más en un contexto en el que en cualquier parte del mundo ya hacen el espumoso, solo que no pueden denominarlo cava. El cava es un producto importante y el nombre y prestigio que está cogiendo a nivel internacional no hay que perderlo de vista.
¿Sienten el apoyo de las administraciones públicas?
Sí, la Administración está muy presente en todas las reuniones de la DO Cava, tienen un puesto en el Consejo. Si lo digo a nivel de Requena también, a veces más, a veces menos. Echo en falta un cartel bien que promueva hoy día que estamos en una zona cava para todos los visitantes que lleguen a Requena. El Ayuntamiento y la conselleria están muy volcados con la Asociación de Elaboradores de Cava de Requena, con el Ministerio no tanto porque hemos tenido un proceso judicial con ellos. No estaría de más que nos apoyaran en iniciativas publicitaria y de marketing.
¿Siempre ha estado en buen momento el cava de Requena?
No ha sido siempre así, al contrario. Por las uvas destinadas al cava se pagaba mucho menos. El despegue se produjo incluso el año antes de la sequía, pero sobre todo vino con ella que coincidió con mi entrada en el Consejo Regulador. La sequía y la escasez en el mercado de materias primas fueron lo que puso en valor nuestro producto, aunque no fue lo determinante, porque de alguna manera el cambio climático ha hecho que se abandone la bebida de vinos tintos de alta graduación alcohólica. El consumidor ha comenzado a fijarse más en bebidas espumosas y de menor graduación. Desde hace tres años la demanda del cava ha incrementado.
¿Cuál es la percepción de todos los profesionales del cava ante su representación en el Consejo Regulador?
Me transmiten su apoyo y están contentos. Durante toda esta etapa el apoyo también ha sido total en cualquier decisión importante. El tener un representante de Requena en la DO lo consideran importantísimo. Se han transformado mucho la entidad. Hoy en día los propietarios de las principales bodegas ya no son los que eran, han entrado fondos de inversión, compañías multinacionales y, por tanto, estar allí para saber hacia dónde se orienta el cava es básico, para que coincida con los intereses, opciones y posibilidades de todos ellos.
¿Cuántas bodegas integran la Asociación de Elaboradores de Cava de Requena y cuánto se produce anualmente?
Son siete bodegas y en cuanto a la producción, no tengo datos exactos, pero en estos momentos están elaborando en torno a 13 millones de botellas, unos 35 millones de litros, es una producción considerable. Aun así, es muy complicado cubrir la demanda en estos momentos. Estos años ha sido muy complicado. El año pasado, el Consejo de la Cava tuvo que tomar una decisión única que fue la de permitir, hasta un 15 % y con limitaciones y con toda una serie de garantías tremendas, uvas no aptas para elaborar cava, como excepción y muy controlado. No hubo más remedio.
Trabajáis mano a mano con la DO Utiel-Requena, ¿cómo es esa simbiosis?
Tenemos una relación normal, muy buena, como con cualquier otra Denominación de Origen. Ellos tienen reconocidos los espumosos, no cava evidentemente, pero nunca ha habido inconvenientes, ni problemas. Las relaciones siempre han sido muy positivas. Lo que hay son sinergias, todos intentamos buscar un sitio en el mundo. Las buscamos, queremos que el nombre de Requena se escuche y cuanto mejor se oiga por parte de los consumidores mejor. Ya no solo el nombre de la ciudad, el de la comarca en sí. Que haya un sub zona como la de Requena ha hecho que haya subido los precios de la uva y que a su vez también suban los precios de las uvas blancas en la comarca, eso anima a que haya productores que decidan elaborar espumosos dentro de la DO Utiel-Requena. Las sinergias son importantes, debemos continuar apoyándonos para salir adelante todos.
También es importante la preocupación de, en este caso, los medios de comunicación porque esta profesión afecta a muchas familias de aquella zona. Sobre todo, en zonas de España que les llaman la 'España vaciada'. Allí la cultura del vino es algo floreciente y que, a pesar de los pesares, del relevo generacional etc, veo que hay mucha gente joven interesada en entrar en este mundo y trabajarlo a fondo. Es cierto que en la DO Utiel-Requena una de las misiones y que quizá debe plantearse es cuáles son sus límites productivos. Sí considero que hay futuro y que hay ganas de los jóvenes de empezar a trabajar en esta profesión.