La invasión rusa de Ucrania está poniendo en jaque la economía global desde hace más de un mes. La histórica crisis de las energías que Europa está sufriendo está obligando a los gobiernos y a la Unión Europea a tomar decisiones. La gran parte de los países europeos dependen del gas importado de Rusia. De hecho, Alemania se está preparando ya para el corte de gas con el que Putin ha amenazado. En este panorama, Port de Sagunt puede ser clave. La planta regasificadora situada en el puerto de la capital del Camp de Morvedre es una de las seis de España. Las otras, las de Mugardos (Galicia), Bilbao, Barcelona, Cartagena y Huelva.
Dato importante: gracias a estas regasificadoras, España solo importó un 5,8% del gas ruso en el mes de enero de 2022. La posición que tiene España en este contexto de guerra del gas es, sin duda, privilegiada. La llegada de gas natural a Port de Sagunt se ha triplicado en los dos primeros meses del año con la llegada de 601.662 toneladas, frente a las 192.225 de 2021, la mayoría -40%- proveniente de Estados Unidos, seguido por Omán y Nigeria, ha informado la Autoridad Portuaria de Valencia.
El conflicto entre Ucrania y Rusia, el cierre del gaseoducto que procede de Argelia y la coyuntura internacional están posicionando a recintos como el de Sagunt como punto de entrada estratégico para esta fuente de energía, han señalado las mismas fuentes.
Ante esta coyuntura en la que Sagunt está en un lugar estratégico, podría reactivarse el proyecto Midcat, varios años paralizado. Sería hacer de España un centro de concentración del gas europeo. Dicho gas se suministraría al resto de países europeos a través de un gasoducto entre el norte de Cataluña y Francia. En ese sentido, el papel del corredor mediterráneo para transportarlo desde Sagunt hasta Cataluña sería fundamental. Si bien este proyecto se rechazó hace tres años por los altos costes que supondría, el contexto actual hace que ahora sea, quizás, el momento para reactivarlo.
