Valencia, tras el intenso episodio de lluvia del primer dÃa de las Fallas, desafÃa ahora el bochorno y el calor y, en el ecuador de sus fiestas, ha empezado a tejer con flores el manto de la su Virgen en la primera de las tres sesiones de una atÃpica Ofrenda, sin público y con mascarillas como complemento, a causa de la pandemia.
Cientos de falleras han desfilado por la plaza de la Virgen para cumplir con el tradicional y emotivo acto de ofrenda floral a la patrona, conocida cariñosamente como "Geperudeta", con un nuevo recorrido para evitar el gentÃo, en filas de cuatro, distancia de seguridad y pertrechadas con mascarillas.
Con termómetros que llegaban a los 30 grados en algunos puntos, la plaza ha acogido a las falleras que, pese a que se habÃa permitido una indumentaria "más ligera", llevaban en algunos casos corpiños negros y de manga larga como manda la tradición fallera, desafiando el calor, que combatÃan con agua y abanicos una vez habÃan dejado su ramo.
Un ambiente desangelado sin el aliento del público que habitualmente llena la plaza, sus aledaños y parte del recorrido, para aplaudir y piropear a las falleras, ha convertido la plaza en un lugar "extraño" como "el rodaje" de una pelÃcula, como ha contado a EFE Rafa Chordá, el coordinador de los vestidores de la virgen.
Se trata de un equipo de cincuenta personas, que con precisión y sincronÃa, van recogiendo los ramos -este año mayoritariamente blancos de margarita y clavel- y se los pasan a los compañeros que están arriba del catafalco y los colocan en el lugar exacto del manto en función del diseño de cada año.
Algo que la pandemia también ha cambiado porque como solo desfila entre un 30 y un 40 % de la gente habitual -fueron récord de casi 109.000 en 2019-, no se ha podido hacer una previsión de flores y de colores y ha sido "imposible" hacer un diseño, según Chordá, quien confÃa en poder tener flores suficientes para "hacer un manto digno", que este año será multicolor "como antaño".
"Lo que más se extraña es el publico y eso genera un vacÃo raro", ha confesado el vestidor, poco antes de que empezara el desfile de comisiones falleras que con las notas de las bandas de música de fondo han anunciado su llegada a la plaza poco después de las 17 horas.
Lo que ni la pandemia ni el calor ha podido vencer es la emoción que destilan las falleras y falleros, que no pueden esconder sus lágrimas cuando levantan la cabeza hacia la Virgen y le mandan besos a través de unas variadas mascarillas, desde quirúrgicas a FFP2, otros con el logo de las comisiones e incluso a juego con la tela de los trajes.
Tampoco ha cambiado la tradición familiar de este acto, ya que se ven familias enteras desfilando, y desde bebés en carritos a los que vencÃa el sueño o en brazos de sus orgullosos padres a señoras septuagenarias, que no han querido perderse el acto después de casi dos años de espera.
Ha sido notable la ausencia de mimos, músicos o grupos de baile, que suelen aprovechar el gentÃo que llena València en sus cinco dÃas grandes -suelen ser sobre el millón de visitantes- para demostrar su arte callejero, pero las terrazas estaban llenas y habÃa colas las heladerÃas para combatir las altas temperaturas.
Pero eso ha sido en las calles aledañas a la plaza de la Virgen, cuyo acceso estaba acotado por vallas que impedÃan a la gente ver a menos de 50 metros el desfile ante al patrona como medida disuasoria a que se pudieran concentran e incluso a los que se acercaban habÃa policÃas que les invitaban a verlo "mejor" por televisión.
En las calles del recorrido de la Ofrenda, el Ayuntamiento ha obligado a cerrar bares y restaurantes, lo que ha generado el malestar de la Coordinadora de la HostelerÃa de Barrios de València, que ven la decisión "improvisada e injustificada" y que creen que podrÃa dar lugar a una demanda colectiva por daños y perjuicios.
La fallera Mayor Infantil Carla GarcÃa y su corte de Honor serán las últimas en desfilar esta noche, antes del toque de queda que rige en la ciudad, a la espera del esprint final en un fin de semana que verá culminar con otro dÃa de Ofrenda y la Cremà unas atÃpicas Fallas en septiembre.