Dos novicias pasan junto a un local comercial afectado por la dana del pasado 29 de octubre Rafael Torres. EFE-Ana Escobar
Los comercios y negocios de Paiporta, uno de los municipios más afectados por la dana del pasado 29 de octubre, empiezan a reabrir, aunque sus propietarios confiesan que con los ánimos bajos, tres meses después de las inundaciones que asolaron parte de la provincia de Valencia.
Verónica Falla es la propietaria de una tienda de moda de la localidad que la riada provocada por la dana destrozó completamente y que también ha visto afectados su casa, sus coches y las viviendas de su madre y su abuela: "Todo destrozado", lamenta.
En declaraciones a EFE TV, Falla asegura que son "fuertes" pero que les "está costando" y están todos "muy bajitos de ánimos" y reconoce que se planteó no volver a abrir las puertas de su negocio pero decidieron "volver a empezar".
"Si somos 450 negocios en Paiporta, la mitad seguro que no abre, o sea que se va a quedar un pueblo muy arrasado de negocios", afirma.
Detalla que abrieron el 9 de diciembre "para intentar la campaña de Navidad" y que la riada le dejó la tienda "arrasada; no quedó nada, ni percheros, ni estanterías, ni suelo, ni cristales, nada".
Los muebles se los cedió una tienda que acaba de cerrar, valora, y añade que los comerciales les aportaron ropa, además de recordar que la pandemia ya les obligó a cerrar una tienda de calzado que tenían en otro punto del pueblo.
"Pues hay que volver a empezar, somos autónomos y fuertes y tenemos que continuar", afirma y admite: "Está costando mucho de ánimos y la gente no tiene esa fuerza y esa garra y estamos muy, muy, muy bajitos de ánimos todos".
Su amiga y vecina María Águila alaba la fortaleza de Verónica, "siempre ha estado luchando, es una luchadora" y asegura a EFE que todos los comercios y personas que lo han perdido todo "luchan porque tienen ganas de seguir en su pueblo".
Cree que el día 29 se "apagó la alegría" que tenían y asegura que "lo que más duele son los que se han ido y no vuelven y eran amigos y familiares".
Juan José Morcillo tiene 59 años y lleva más de treinta al frente de un taller de reparación y de compra y venta de vehículos en Paiporta y la riada provocada por la dana "lo dejó todo destrozado".
En declaraciones a EFE TV cuenta que los ánimos "aún están por los suelos" tres meses después, y con lágrimas en los ojos, confiesa que no tiene de qué vivir. "Tengo la necesidad de seguir adelante", señala.
"En Paiporta el comercio se ha ido", explica este autónomo, que asegura que el dinero del Consorcio "ya está gastado" aunque mantiene la esperanza en "las ayudas de los ERTES", y añade que también ha recibido una ayuda de la Generalitat.
Morcillo, que ha pintado la pared de su taller de gris hasta la altura a la que llegó el agua cuando entró en su local comercial, muestra algunas máquinas que todavía están llenas y rodeadas de barro y asegura que "llora" cuando recuerda a las personas que ya no tiene.
"Ha sido muy fuerte ver que lo que estás trabajando tantos años se te va en unas pocas horas", dice, y da gracias de que su familia "está bien" pero afirma que se le "han gastado las lágrimas", aunque luego rectifica: "No es cierto, siempre me quedan".
Relata que "quedó todo totalmente destrozado porque entró el agua con mucha virulencia porque reventó puertas y salió. Se llevó todo lo que pilló".
