Concentraciones de jubilados en plazas y calles para reclamar un trato más humano a las entidades bancarias. Muchos municipios de las áreas rurales se han quedado sin oficinas bancarias en los últimos años. En las ciudades también se ha reducido de manera notable el número de sucursales. El progresivo adiós a la atención personal en ventanilla unida a la brecha digital que afecta a las personas de mayor edad está convirtiendo en un calvario para muchas personas el simple hecho de realizar gestiones tan cotidianas como sacar dinero, realizar una transferencia, pagar un recibo o consultar los movimiento de una libreta de ahorros.
El jubilado valenciano Carlos San Juan, de 78 años, abrió recientemente la caja de pandora con la campaña ‘Soy mayor, no idiota’ con la que trató de dar visibilidad a esta problemática. Este valenciano, hastiado de la situación, impulsó una petición virtual por la atención humana en las oficinas bancarias para que “atiendan a las personas mayores sin trabas tecnológicas y con más paciencia”. La respuesta ha sido abrumadora, tanto por el respaldo popular como de administraciones públicas, partidos políticos y entidades que han querido sumarse a la lucha.
Denuncia
Días después, una jubilada con problemas de movilidad remitió una carta a los trabajadores de BBVA donde les explica que ha interpuesto una denuncia tras no haber podido sacar dinero con la cartilla en el cajero ni haber recibido ayuda de los empleados, que pretendían cobrarle dos euros por hacer la operación en ventanilla.
Amparo Molina, vecina de Burjassot que asegura que es “mayor, pero no idiota”, ha hecho pública la carta en la que relata que acudió a las diez de la mañana a la oficina bancaria para retirar “una pequeña cantidad” de sus ahorros que necesitaba. Su cartilla le dio problemas, lo que le hizo imposible retirar el dinero desde el cajero automático, por lo que, cuando llegó su turno, solicitó ayuda “y ustedes -señala en su carta- no quisieron o no les permitieron ayudar”.
En la ventanilla pidió una “solución” para poder retirar su dinero pero le indicaron que “por ventanilla tenía una comisión de dos euros”, una cantidad que le sorprendió “por desproporcionada y por difícil de asumir” para su situación económica.
“Teniendo en cuenta que ya me cobran unos gastos de mantenimiento muy altos, salí de su oficina sin mi dinero y pasé el día con pocos euros” y finalmente “fui a poner una denuncia”, explica la usuaria.
Amparo Molina indica en la misiva que no es normal que tenga que verse obligada a presentar una denuncia y asegura que las entidades bancarias “deberían ayudar” a quienes, como ella, lo necesitan, así como “facilitar información a las personas en situación de vulnerabilidad económica”.
Además sostiene que debería ser posible solicitar una cuenta bancaria básica “sin ningún tipo de comisión de mantenimiento” y que se debería informar de los cambios que les afectan como clientes.
También pide a los trabajadores “más empatía y menos soberbia con los trabajadores jubilados”. Por último recuerda que un cajero automático “nunca debería estar en la calle”; que tiene una libreta de ahorro porque le “obliga el Estado” y que, a su juicio, “es inhumano que tengan esperando de pie a personas con problemas de movilidad”.
Llamamiento
La llamada a la unión viene también de la ciudad de Sagunt, donde un grupo de jubilados, arropados por otros vecinos y por representantes políticos, se concentraron ante el ayuntamiento para denunciar las dificultades a las que se enfrentan las personas mayores al verse obligadas a tener que hacer cada vez más trámites electrónicos tanto en unos bancos como en las administraciones públicas.
La movilización estuvo impulsada por la Asociación de Pensionistas y Jubilados del Centro del Mayor del Port de Sagunt, cuyo presidente, José Navarro, hizo un llamamiento para que colectivos de los municipios de la comarca de l’Horta Nord “se unan a nuestras reivindicaciones” para tener más fuerza a la hora de conseguir que se dé una solución a esta problemática.
“Nos tratan como tontos. Tenemos allí nuestros ahorros que no nos rentan nada y, encima, estamos mal atendidos”, manifestó Navarro, quien, como tantas otras personas de su edad, se encuentra con situaciones como que “vas a ventanilla y no te atienden, te remiten al cajero, muchas veces no sabemos qué es lo que tenemos que hacer y no tenemos ayuda del personal de la entidad. Además, cada vez hay más cajeros ubicados en la calle que son un reclamo para los delicuentes”, indica este jubilado de Port de Sagunt.
Navarro explica que después de la celebración de la asamblea de socios establecerán posibles acciones en este sentido para las que les gustaría contar con el apoyo de otras asociaciones de pensionistas y jubilados tanto de los pueblos de Camp de Morvedre como de l’Horta Nord.
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