Vista de la calle Vent de Ponent. /EPDA
Los huecos permiten a las palomas entrar y salir con facilidad de los bajos /EPDA
Una paloma pasea por la parte superior de la tapia. /EPDALos vecinos del Puerto de Sagunto han tenido que acostumbrarse durante los últimos dos años a un espectacular crecimiento en la población de palomas en el casco urbano porteño. Las palomas no sólo sobrevuelan las calles de la población, sino que se han acostumbrado totalmente a convivir con el ser humano, y es fácil verlas subiéndose a las mesas de las terrazas de los bares para tratar de picar de los platos de los clientes o incluso caminando junto a coches en marcha sin inmutarse (una práctica que está convirtiendo en habitual encontrar cadáveres de estos animales en las calles porteñas).
La sobrepoblación de palomas no sólo causan molestias a los humanos, también han ido desplazando a otras especies de aves como los gorriones, cada vez menos presentes en las calles al no poder competir con las palomas que acaparan cualquier resto de alimento que puedan comer.
Esta situación afecta prácticamente todos los vecinos del núcleo del Puerto, pero sobre todo a los vecinos de la Cooperativa San Francisco de Borja, la zona popularmente conocida como las 500 viviendas, que tienen en su barrio uno de los principales lugares de anidación de estas aves.
Y es que según denuncian los vecinos de la calle Vent de Ponent, las palomas tienen en su calle uno de los centros principales de cría de estos animales salvajes en la ciudad de Sagunto. Concretamente señalan los bajos comerciales no vendidos de esta calle.
Como en muchas edificaciones modernas, cuando se presentó el proyecto de construcción de la cooperativa de viviendas se destinarón los bajos de los edificios para uso comercial, aunque en su mayor parte fueron construidos en por la empresa Patrimonial Siglo XXI que apostaba por el crecimiento del barrio. Sin embargo, el retraso de los planes urbanísticos para la pastilla de terreno que une la calle Vent de Ponent con el cementerio restó valor a estos locales que siguen vacíos y tapiados desde que se construyeron los edificios.
Para evitar los desperfectos de tener tanto tiempo cerrados y sin acondicionar los bajos, se dejaron varios huecos abiertos a la hora de tapiar los vanos de las puertas y escaparates y es por estos huecos por donde entran las palomas y encuentran en estos amplios espacios los mejores sitios para anidar. “Puedes verlos salir por la mañana y entrar por las noches, y por las noches es fácil escucharlas dentro si pasas por la calle” explica una vecina del barrio que no quiere ser identificada.
Los vecinos se preocupan porque estos bajos puedan convertirse en focos de insalubridad, pero al tratarse de una propiedad privada el margen de maniobra para las autoridades es estrecho y, sobre todo lento, primero hay que identificar a los propietarios ya que Patrimonial Siglo XXI está ya legamente disuelta, y después iniciar un proceso legal que se retrasará aún más si las propiedades están en manos de un banco o un grupo inmobiliario donde es aún más difícil comunicarse con quien tenga que dar la orden de proceder a tapiar los bajos. Mientras tanto las palomas seguirán disfrutando de un lugar donde criar y descansar por las noches.
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