Mapa de los puntos negros peatonales del centro de Valencia./EPDAEl centro de Valencia es un hervidero de gente las 24 horas los 365 días del año. Miles de vidas -que lo único que comparten son las prisas- se cruzan diariamente en escaleras de metro, paradas de bus, pasos de peatones y aceras. Cada una con un destino, un estado de ánimo y unas preocupaciones diferentes. Viviendo “en automático” o disfrutando tranquilamente del corazón de la ciudad en el caso de los turistas.
Un lugar frecuentado diariamente por cantidades ingentes de personas necesita también de reparaciones y adaptaciones constantes. Con el paso del tiempo, los ladrillos se dañan, las baldosas se separan o los suelos dejan de estar bien pulidos, por ejemplo. En estas situaciones, lo más normal y habitual es que los operarios municipales arreglen estos desperfectos tan pronto como tomen consciencia de la situación en sus diarias labores de mantenimiento. Sin embargo, existen casos en los que inconvenientes de este tipo persisten en el tiempo y alteran las vidas de los ciudadanos hasta el punto de causarles problemas físicos.
Puntos negros peatonales
En el distrito de Ciutat Vella, El Carme es uno de los barrios más callejeados por visitantes y residentes. Preguntando a los vecinos acerca de posibles puntos negros peatonales en la zona, éstos cuentan que la calle Serrans es una verdadera “pista de accidentes”. La vía -por la que circulan vehículos- complica el paso a los viandantes debido a la existencia de aceras con una altura de entre cinco y diez centímetros que “no se ven lo suficiente”.
El presidente de la asociación vecinal Amics del Carme, Lluís Mira, apunta a otros puntos que también causan problemas de este tipo. Concretamente, se refiere a Moro Zeït, Santa Teresa y Peu de la Creu, tres calles que “el ayuntamiento ha asfaltado recientemente con muy poca fortuna y contra el criterio vecinal”. Según el propio presidente, desde la corporación municipal comunicaron “afortunadamente” que esta pavimentación sería provisional. Precisamente, en la calle Peu de la Creu, igual que en otras del mismo estilo, su estrechez provoca que la visibilidad sea reducida cuando se producen obras en la vía.
Otro punto negro peatonal del centro de Valencia son los alredededores de la plaza del Mercat Central. Las calles Blanes, Ramellets, Palafox i d’en Gall suponen enclaves “conflictivos” -entiéndase por el tema tratado- a causa del “exceso de terrazas, que duplican la superficie autorizada”, según denuncia Lluís Mira. Algo parecido ocurre en la calle del Mar. Situada junto al Ayuntamiento de Valencia, las terrazas y los coches que pasan hacen que, en cuanto dos grandes grupos turísticos se juntan, una parte de la vía se encuentre bloqueada por la aglomeración.
El vicepresidente de la asociación vecinal del barrio de Velluters, José Ignacio Pastor, señala más puntos del centro de Valencia donde la gente suele tropezar. Uno de ellos es en una especie de triángulo compuesto de ladrillos ubicado en medio de la calzada en la Plaça del Tossal. Por otro lado, en la Plaça Viriat abundan las baldosas sueltas que complican el paso a los viandantes, mientras que en la Plaça de Joan de Vila-rasa las motos aparcan encima de las aceras y, por tanto, dejan poco espacio para que las personas transiten.
Cerca de la Plaça de la Verge, concretamente en la calle Cavallers y en algunas adyacentes, existe un tipo de canalón en el suelo que sirve para conducir el agua cuando llueve pero que hace tropezar a algunos viandantes. ¿El motivo? Que sus dos costados no miden lo mismo. Mientras que un borde apenas es más alto que el suelo, el otro tiene una altura bastante más grande que un bordillo al uso.
Esta especie de vía conductora para el agua también causa estragos en otros puntos de Ciutat Vella. María Paz Escrig, dueña de un par de tiendas en el centro de Valencia desde hace varias décadas, cuenta que en las calles Trench y Hospital muchos viandantes y usuarios de patines y bicicletas se caen y se lesionan a causa de este motivo. Asimismo, Escrig comenta que uno de los atractivos de sus establecimientos son las muñecas vestidas con ropa de su comercio que coloca en las puertas y, acerca del tema tratado, afirma en tono humorístico que “si estos maniquís hablaran, contarían que han sido testigos de muchos accidentes”.
La propia María Paz sufrió un incidente de este tipo y así lo relata: “En la plaza donde montan la falla de Na Jordana me hice un esguince grave debido a unos pequeños escalones donde se cae mucha gente. Me atendieron en un supermercado cercano hasta que vino la ambulancia. Mientras esperaba, me puse una bolsa de guisantes congelada en el tobillo y tres o cuatro vecinos se acercaron para decirme que les había pasado lo mismo”.
En el barrio de Sant Francesc, la gente -sobre todo turistas- tiende a patinar en la zona pavimentada de mármol de la Plaça de l’Ajuntament junto a la fachada del edificio consistorial. Lo cierto es que ese tramo concreto resbala -cuando llueve todavía más- y, de ir despistado o sin conocer el terreno, pegar un traspiés no resulta extraño. Es curioso también que las baldosas de mármol ubicadas en el centro de la plaza, siendo exactamente iguales, no resbalan, por lo que el riesgo de sufrir un percance es menor.
A diez minutos andando de la casa consistorial de la ciudad de Valencia, la calle Bailén presenta algunos problemas que pueden causar alguna desgracia. En ella, las personas suelen caminar muy rápido porque van a la Estació del Nord para coger un tren o a las paradas de Bailén o Alacant para utilizar el metro o el tranvía. Al final de la vía, justo en el giro donde se ubica la estación de Bailén, hay una consecución de ladrillos rotos que pueden hacer a alguien caerse o lesionarse. Además, es preciso tener en cuenta que en esa calle existen paradas de autobuses metropolitanos donde baja mucha gente apresurada procedentes de municipios como L’Eliana, Lliria, Paterna, Silla o Albal.
¿Cómo reducirlos?
Para tratar de reducir el número de puntos negros en la ciudad, el Ayuntamiento de Valencia ofrece desde hace muchos años un apartado en su app municipal AppValència en el que los ciudadanos pueden subir fotos con comentarios acerca de incidencias que se encuentren por las calles de la ciudad. De hecho, María Paz Escrig explica que ha hecho uso de la misma en varias ocasiones y, según comenta, desde la corporación municipal “siempre han hecho caso inmediatamente” independientemente del partido político que poseía la alcaldía. Por ello, denunciar situaciones tan cotidianas como encontrarse una calle en mal estado no es sólo un derecho, sino que debe ser una obligación en la que los ciudadanos han de tomar partida y actuar para mejorar la ciudad.
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