Ismael Reolid y Neus Hernández, los fundadores de la Asociación Cultural de Arcade y Pinball de Alcàsser. A. D. Un túnel del tiempo es lo que ha conseguido crear la Asociación Cultural de Arcade y Pinball Alcàsser (Acapa). Traspasar la puerta de su sede es como volver a los años 80, cuando los jóvenes se reunían en los recreativos, con los petacos golpeando la bola de acero y la música del Tetris o del Street Fighter, poniendo la banda sonora a sus vidas.
Dos apasionados de la máquinas, Ismael Reolid y Neus Hernández, son los artífices de esta iniciativa que permite poder disfrutar por unas horas de este regreso al pasado y mostrar a las nuevas generaciones como se podía pasar una tarde divertida con 100 pesetas en el bolsillo, jugando a las máquinas de los recreativos.
“Nos dimos cuenta de que hoy en día no podemos disfrutar del ocio con nuestros niños, así que en el local que tenemos hemos aprovechado para crear un espacio de ocio conciliador para padres y madres e hijos, con una zona para celebrar cumpleaños y otro con las máquinas”, explica Neus, “es un local inclusivo, un lugar para todos los públicos”.
Y es que como argumenta, “uno de nuestros objetivos es el de promover este tipo de ocio”. “Los recreativos eran un lugar de encuentro, ahora ves a los niños y jóvenes sentados en los bancos o por las calles, cada uno con su móvil o eso, o se quedan en sus casas jugando a las consolas solos”, remarca la pareja, en cambio, cuando existían los recreativos “sabías que si ibas allí, seguro que te encontrabas con alguno de tus amigos y mientras jugabas, charlabas con todos”. Quizás una consecuencia de la tecnología ha sido ese aislamiento social que en la época analógica no existía.
Colección privada
Todo surgió cuando al pareja decidió poner en valor su colección privada; siete máquinas de pinball y ocho de Arcade, con juegos de la época como el Pac-man, Street Fighter, el Tetris o el típico juego de los “marcianitos”. Entre ellas su regalo de boda, una máquina de pinball Road Show casi única, ‘Cinema’, y otra de las joyas, una Spider-Man, de las que se fabricaron muy pocas. También hay una Arcade para cuatro jugadores y otra para dos, que fomentan el juego compartido.
Llegó un momento en el que la casa se quedó pequeña para estos dos apasionados de las máquinas y pensaron que era hora de trasladar su colección a un sitio más grande, “las teníamos en el comedor de casa y ya no nos cabían”. Así, poco a poco se fue gestando la asociación y aunque están para el disfrute de todos, Ismael y Neus, las siguen mimando y cuidando como el primer día.
Ahora, los tiempos han cambiado porque “antes era fácil conseguir las máquinas, prácticamente las regalaban”, y era Ismael el que se encargaba de recogerlas, recorriendo incluso media España, para restaurarlas y repararlas, “lo arregla todo y todo lo inventa” remarca Neus. “Hemos llegado a irnos hasta Guadalajara para recoger una máquina”, recuerda Ismael, aunque ahora los precios ya se han disparado y “conseguir uno de esto modelos se ha complicado”.
“Es una inversión, se siguen fabricando, pero no son iguales porque lo que prima es la pantalla y la tecnología. Han perdido su encanto”, aunque todavía queda esta posibilidad de disfrutar de los modelos de antaño, donde te dejabas la vida en los mandos y la palanca, y los ojos, mirando aquella pantalla pixelada para ganar el combate.
Implicación social
Además, de esta opción de ocio conciliador, la asociación se implica con la sociedad de diversas formas. Una de ellas es la colaboración con una academia de niños con espectro autista (TEA). “Los monitores han visto que es una buena terapia porque aquí aprenden a socializar y a integrarse entre ellos. También acentúa los reflejos y la vista, todo en un espacio controlado para evitar que se asusten. Ha sido un gran experiencia”, comenta Neus.
Otra de sus colaboraciones es con la Asociación de Esclerosis Múltiple de España, con un juego online que instalan en una máquina en sus salidas, específicamente para recaudar fondos para ellos.
También realizan talleres de cómo construir una máquina de Arcade para los jóvenes de institutos, donde trabajan habilidades y capacidades de una manera lúdica, y participan en eventos públicos. Una de sus últimas colaboraciones fue en OWN Valencia, donde llevaron una selección de máquinas en juego libre, en la zona denominada Cultura de los Videojuegos.
Ismael juega a una de las máquinas de pinball. A. D.
La sala de juegos de la asociación. A. D.
El matrimonio jugando a una de las máquinas de Arcade. A. D.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia