Imagen de la manifestación. / EPDAValencia ha amanecido este lunes con un ambiente cargado en los alrededores del campus de Blasco Ibáñez. Desde las once de la mañana comenzaron a concentrarse cientos de estudiantes y manifestantes frente a la Facultad de Filología, lugar donde estaba previsto el encuentro universitario del periodista Vito Quiles, conocido por su estilo de “periodismo de enfrentamiento”.
Los protestantes en contra de su presencia se situaron dentro del recinto universitario, bloqueando los accesos y levantando pancartas bajo el lema de “feixistes fora de la universitat”. Con el paso de los minutos, el número de personas aumentó, al igual que la tensión. La policía, desplazada al lugar, decidió apartar al grupo que apoyaba a Quiles hacia el descampado frente a la entrada principal, con el fin de evitar choques directos entre ambos bandos.
Los cánticos se convirtieron en el pulso sonoro de la mañana: de un lado, gritos de “Pedro Sánchez, hijos de puta” y “libertad de expresión”; del otro, “fascistas fuera de la universidad” y “no pasarán”. Dos mundos enfrentados, separados apenas por una verja y un cordón policial.
A medida que avanzaba el mediodía, más manifestantes llegaban a la zona de Blasco Ibáñez. Hacia las 12:15, la tensión alcanzó su punto álgido con la llegada de Vito Quiles. La multitud se dividió definitivamente en dos frentes: los concentrados dentro del campus, impidiendo el acceso, y los seguidores del periodista apostados en el descampado. Tras minutos de confusión e incertidumbre, Quiles subió a un banco, megáfono en mano, y comenzó a dirigirse a los suyos entre aplausos, abucheos y el estruendo de los cánticos contrarios.
“Es una vergüenza que la policía tenga aquí en un descampado a la gente de bien, a los jóvenes patriotas, al futuro del país, mientras que los ninis, los que viven de paguitas, los que llevan cero horas cotizadas, sí pueden estar en una universidad pública, que debería ser un lugar de encuentro para todos”, expresó Quiles durante su intervención, lo que desató aplausos en su grupo y nuevas protestas desde el interior de la facultad.
A su alrededor, los cánticos se intensificaron. Del lado del descampado se escuchaban consignas como “libertad, libertad”, “Pedro Sánchez, hijo de puta” o “dúchate, dúchate”, dirigidas hacia los manifestantes recluidos en el interior del campus. Desde la otra parte, las respuestas no cesaban: “fuera feixistes de la universitat” y “no pasarán” resonaban con fuerza entre pitos y golpes contra las vallas.
Con el paso de los minutos, Quiles continuó pronunciándose a través del megáfono, insistiendo en su defensa de la libertad y en lo que, bajo su opinión, “España necesita para recuperar su rumbo”. Alrededor de las 12:45, un manifestante del grupo contrario se acercó al descampado y comenzó a lanzar huevos hacia los participantes, lo que provocó un nuevo momento de tensión. El periodista fue apartado rápidamente por su equipo de seguridad, mientras los gritos y las pitadas se multiplicaban.
Minutos después, Quiles retomó su discurso desde el mismo punto, proclamando: “Tienen miedo ante esta España. Conseguiremos que se vayan todos en las próximas elecciones”. Su intervención fue recibida con aplausos y vítores de los asistentes.
Poco antes de las 13:30, el periodista abandonó el lugar escoltado por su equipo. En ese momento, parte de los manifestantes favorables a él se desplazaron hacia el centro de la calzada, bloqueando el tráfico en la avenida Blasco Ibáñez. La policía intervino minutos más tarde, realizando cargas que dispersaron al grupo y dividieron a los asistentes.
Mientras tanto, en el interior de la Universitat de Valencia, los manifestantes contrarios a Quiles permanecían en los accesos, coreando consignas y celebrando haber impedido la entrada del periodista al recinto. Ante la persistencia del grupo concentrado en el descampado, la policía advirtió que se trataba de una “concentración no comunicada” y que, en caso de no disolverse, comenzarían a solicitar identificaciones. Finalmente, y pese al desacuerdo, los manifestantes fueron abandonando progresivamente la zona entre los aplausos y vítores de quienes permanecían dentro del campus.
La jornada concluyó pasadas las dos y media de la tarde con la dispersión total de los asistentes que apoyaban a Quiles y un amplio despliegue policial en la zona. Lo que en un principio iba a ser un encuentro pacífico por ambas partes se convirtió en una mañana de tensión, gritos y consignas cruzadas, dejando tras de sí una imagen más de la creciente polarización política que también se refleja en los espacios universitarios.
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