La lluvia ha convertido el polvo en suspensión en un barrizal en los municipios afectados por la riada. Las calles a medio limpiar y el fango que sigue acumulado en diferentes puntos provocan que el tránsito de peatones sea más complicado este miércoles y los ciudadanos tengan que volver a recurrir a las botas de agua.
Cruzar la carretera principal o cualquier otras calle en Catarroja es una odisea con varios centímetros de barro que cubren los pasos de peatones, ya desgastados de por si, con una capa marrón. A esto se suma que la circulación sigue siendo un caos con los semáforos inutilizados tras el paso de la riada.
Colectores colapsados
Además, los vecinos siguen expectantes, mirando al cielo, por el estado en el que se encuentran las alcantarillas. En algunas calles se puede ver a simple vista una capa de barro solidificada que, en caso de lluvias torrenciales, podría provocar de nuevo que el agua entrara en las casas. Lo mismo pasa de puertas para adentro en las viviendas que tiene patios interiores, donde las cañerías no pueden desaguar en la general si está colapsada, y comienza a ser un problema.
Diversas entidades han estado trabajando durante las últimas semanas en los colectores, pero los equipos de desatascos ya no se ven por las calles y la preocupación crece ante esta situación que parece que nadie haya tenido en cuenta, excepto quienes la sufren.
Las previsiones meteorológicas apuntan que son probables algunos chubascos más tarde en zonas del litoral del centro y sur de Valencia, por la entrada de vientos de gregal hasta primera hora de la tarde.
La normalidad todavía se atisba de lejos en los municipios embarrados, con el problema de los garajes sin limpiar y los ascensores de las fincas inutilizados, que implica que las personas con movilidad reducida no puedan salir de casa, además de que algunas calles siguen sin recuperar el alumbrado público.