Un subinspector de la Policía Nacional de València, vecino de Benetússer, logró rescatar in extremis la noche del pasado martes a dos vecinas de esta localidad que estaban siendo arrastradas por el torrente de agua con la ayuda de su hijo, de 18 años, y de varios vecinos, con una escalera y varias cuerdas que confeccionó con sábanas.
Su protagonista, Daniel García, explica a EFE que inicialmente trató de nadar a cuerpo para realizar el primer rescate pero que la crecida de la avenida de agua y la fuerza con la que llegaba fue brutal, hasta el extremo de impedirle cruzar una calle de unos cinco metros de ancho.
"La crecida del agua empezó alrededor de las 20 horas, estaba viéndola por la ventana de un segundo piso con mis hijos. Primero se levantaron los contenedores, a los pocos minutos también los coches y enseguida se formó una presa con multitud de vehículos, electrodomésticos y trastos", relata.
El nivel del agua, según su testimonio, superó los dos metros en pocos minutos.
Alerta de los vecinos
"Vimos cómo la vecina de enfrente, que tiene un estudio de pilates en el bajo, trataba de salir de su local, pero las ventanas se rompieron. Salió como pudo y enseguida le grité que se subiese a una reja". Este agente fuera de servicio cogió una escalera, bajó al primer piso y desde una ventana la puso en la fachada del inmueble, atada al balcón.
"Me tiré al agua para tratar de llegar a la mujer, pero fue imposible. El agua venía con muchísima fuerza y algo, no sé qué era, un armario, creo, me golpeó en la cadera al intentarlo", recuerda.
"Entre varios vecinos recopilamos sábanas y cortinas e hicimos una cuerda. Até una mancuerna en un extremo y se la lancé a la mujer, que pudo agarrarse a la cuerda y así llegar a la acera de enfrente, donde ya la pude subir a pulso por la escalera. La pusimos a salvo y le dimos ropa nueva", según García.
"Momentos después empezamos a oír cómo alguien pedía socorro desde la calle. Era la vecina del bajo, una mujer de unos 80 años que está impedida. No entiendo todavía cómo pudo salir de casa, pero se vio arrastrada y gritaba mientras estaba enganchada a algo", relata a EFE este subinspector.
Rescate casero
Daniel y sus vecinos tomaron las mismas cuerdas caseras que habían usado en el primer rescate, además de mangueras, para sujetar a la mujer.
"Estuve a pulso aguantándola contra la corriente durante unas tres horas y media, porque no la podíamos subir. Aguanté todo lo que pude, pensé que antes se me iban los brazos que la soltaba, y finalmente el agua bajó un poco y pudimos bajar y meterla al portal".
Este agente, al igual que varios vecinos que le ayudaron, eran conscientes de que el marido de la vecina que acababan de rescatar se encontraba en el bajo, así que cogió linternas y se metió, junto con su hijo, en la vivienda.
"No veíamos nada, había muebles flotando..., no se podía pasar, pero al final oímos una voz de socorro. El hombre se había subido a una especie de altillo que tenía en casa. Le dijimos que su mujer estaba a salvo, le propusimos bajarle, le dijimos que teníamos una escalera..., pero no quiso, estaba en shock".
El subinspector explica que trataron de bajarle en varias ocasiones pero que no fue hasta que llegó la Policía Local cuando el hombre se decidió finalmente a bajar para ser auxiliado por los vecinos, recibir ropa seca, mantas y algo de comida.