Para el ejército no hay descanso. Incluso el día de Navidad, cuando todo el mundo disfruta de la comida en familia, los soldados desplazados a Catarroja por la DANA, seguían con sus tareas de limpieza de calles, sin desfallecer.
Lo hacían con humor, por las fechas tan señaladas, cantando villancicos y con un atuendo un tanto especial, arrancando las sonrisas de los viandantes que pasaban por allí.
Los vecinos acompañaban sus cánticos con palmadas desde los balcones y agradecían su presencia agasajándolos con dulces navideños, que recibieron de buen agrado.