El diestro El Juli da un pase a su segundo astado durante la corrida de toros de la Feria de Fallas, con toros de Jandilla/Vegahermosa, en la que ha compartido cartel con Manzanares y Tomás Rufo. EFE/Juan Carlos CárdenasEl fuerte y fresco
viento que no paró de soplar durante toda la tarde condicionó, para mal, la
lidia de una brava y fina corrida de Jandilla que no fue finalmente aprovechada
por la terna actuante en el festejo de Fallas, a pesar de que Manzanares y
Tomás Rufo pasearan dos orejas de poco peso.
De hecho, ante los
muchos problemas que causaban esas fuertes rachas de aire a la hora de manejar
los trastos, los tres matadores obligaron a sus picadores a castigar
excesivamente a unos toros que, aun sangrando de más y yendo a menos en el
último tercio, aun siguieron ofreciendo opciones de triunfo.
Pero sucedió que, con
la desconfianza provocada por los movimientos inesperados de las telas, a la
terna le faltó casi siempre confiarse y afianzarse ante los
"jandillas", en faenas que por eso mismo resultaron deslavazadas y
faltas de remate.
Claro que, con el
público que llenó la plaza metido de lleno en la fiesta fallera, los contados
momentos lucidos se vivieron con un desatado entusiasmo que llegó al punto de
solicitar, y de que se concedieran, sendas orejas de escaso valor a José María
Manzanares y a Tomás Rufo, y que pudieron ser más de haber estado más acertados
con los aceros.
El alicantino se la
cortó al segundo, un toro de bravo comportamiento al que no acabó nunca de
coger el aire, hasta que finalmente, ya en la séptima tanda de pases, logró
ligarle cuatro derechazos antes de tumbarlo de una estocada caída.
Por su parte, a Rufo
se la dieron del tercero, otro toro claro, aunque medido de fuerzas, al que se
empeñó en plantear la faena en los medios, el terreno menos adecuado tanto por
el viento como por el justo fondo del animal.
Fue también en el
último tramo de dilatado trasteo cuando el manchego optó por cerrar al animal
en el refugio de tablas, precisamente donde mejor fluyeron los pases en tres
series que basaron el corte de esa otra oreja baratita, y más teniendo en
cuenta lo baja que le quedó la estocada.
Con los otros toros de
sus lotes, Manzanares dejó pasar el tiempo entre probaturas e inconcreciones en
una larga nada, para que, a base de pinchazos, llegara a sonarle un segundo
aviso, mientras que Rufo buscó con más tesón que habilidad cortarle al sexto la
oreja que podría haberle abierto la puerta grande y que le hubieran concedido
de no fallar con la espada.
El Juli, visiblemente
afectado por la muerte de su íntimo amigo el ganadero Daniel Ruiz, brindó por
ello al cielo la muerte del que abría plaza, que fue, por su genio defensivo,
el lunar negro de la brava corrida extremeña.
Y, entre el ventarrón,
tampoco el madrileño terminó de fajarse con el cuarto, que perdió pronto gas,
durante un inconcreto muleteo que apenas generó reacciones entre un público con
muchas ganas de aplaudir.
FICHA DEL FESTEJO:
Seis toros de Jandilla,
de distinto rendimiento en la báscula pero de muy fina y seria presentación.
Excesivamente castigados en varas, aun así dejaron ver su bravura y buena
condición, a excepción del primero, que se defendió con genio.
El Juli, de cereza y
oro: estocada trasera (silencio); pinchazo y estocada muy trasera (ovación tras
aviso).
José María Manzanares,
de berenjena y oro: estocada caída (oreja); diez pinchazos y estocada caída
(silencio tras dos avisos).
Tomás Rufo, de tabaco
y oro: estocada baja delantera (oreja tras aviso); tres pinchazos y estocada
desprendida (ovación).
Al finalizar el
paseíllo se guardó un minuto de silencio por la muerte la madrugada anterior
del ganadero Daniel Ruíz.
Entre las cuadrillas,
destacó en la brega Andrés Ravuelta, que también saludó en banderillas, al
igual que Sergio Blanco y Fernando Sánchez.
Séptimo festejo de la
feria de Fallas, con lleno en los tendidos (unos 10.000 espectadores), en tarde
fría y muy ventosa.
Paco Aguado
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