Mural de esperanza en el colegio Jaume I de Paiporta. / EPDALa artista vasca Andriu ha pintado, de forma altruista, un gran árbol simbólico con la ayuda de los niños que perdieron su escuela en la riada de 2024.
La tragedia de la DANA que arrasó la población de Paiporta en 2024 y dejó a decenas de familias sin centro escolar, con recuerdos aún difíciles de olvidar. Entre ellos, Lluna, una niña que, junto a su madre, Alba, buscaba devolver algo de color y alegría a su nueva escuela el CP Jaume I, donde fueron acogidos tras el desastre.
La obra surge tras la solicitud cursada a Andriu para que dejara su huella artística en el colegio y así alegrar a los niños que aún cargan con el recuerdo de aquellos días de barro y pérdida.
Andriu, afincada actualmente en Alicante, aceptó sin dudarlo. “Cuando Alba me escribió y me contó la historia, supe que tenía que venir”, explica. “No quería hacer un mural sobre la DANApara no reabrir heridas. Preferimos hablar de esperanza, de naturaleza y de renacer”.
El resultado es un mural de seis metros de ancho por más de tres de alto que representa un gran árbol rodeado de niños plantando semillas sobre el barro, símbolo de renacimiento y vida nueva. “La idea era transmitir el resurgir, cuenta Andriu: del barro puede volver a crecer algo bonito”.
Durante tres días, la artista trabajó codo con codo con el alumnado, que participó pintando y aportando su energía. Todo el proyecto se ha realizado de manera altruista, con Andriu desplazándose desde Alicante apenas seis meses después de sacar el carné de conducir para cumplir el sueño de Lluna y sus compañeros.
“Queríamos que este mural les devolviera ilusión y color después de tanto miedo”, afirma Alba, emocionada al ver a su hija y a otros niños pintar junto a la artista.
La iniciativa ha contado con la colaboración de la dirección del Colegio Jaume I, que acogió la propuesta con entusiasmo y ayudó a seleccionar un diseño positivo, sin referencias al desastre natural.
El mural de Andriu se ha convertido en un símbolo de esperanza y comunidad para el alumnado que sufrió la pérdida de su antigua escuela. Una historia nacida del deseo de una niña y su madre de transformar el dolor en color y que ahora puede inspirar a otras comunidades a sanar a través del arte.
Esta es una de las actividades de colaboración que impulsa la Fundación el Olmo en relación con los municipios afectados por la DANA-2024.
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